Juan Ortega: "No había cortado un rabo en mi vida; me hizo una especial ilusión"

ENTREVISTA

El diestro sevillano ha marcado un punto de inflexión en su temporada después del recital de la plaza de Aranjuez que le valió para pasear los máximos trofeos

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Juan Ortega, en la antesala de su contratación en Sevilla

Juan Ortega pasea el rabo de un toro de Núñez del Cuvillo en Aranjuez.
Juan Ortega pasea el rabo de un toro de Núñez del Cuvillo en Aranjuez. / Emilio Méndez/Circuitos Taurinos

Juan Ortega ha hecho un brevísimo receso en su temporada antes de afrontar la agenda estival. Le espera un extenso calendario de festejos dentro de una campaña que, de alguna u otra forma, andaba rodeada de un clima un punto enrarecido. El rabo de Aranjuez ha roto cualquier maleficio y ha supuesto un punto de inflexión en el nomadeo del torero sevillano que valora especialmente la presencia de las cámaras de televisión en algunos festejos trascendentales como el del pasado uno de mayo en la plaza de la Maestranza.

Pregunta.–En Aranjuez sí llegó el concierto...

–Sí, jajaja. Todo lo que tenía contenido en este mes de mayo -en el que no había sido capaz de sacar nada por una cosa o por otra- salió de golpe, un poco salvaje, en un punto que me ilusiona y que me llena porque te sales un poco de tu aire, de lo que crees que sientes. Te quitas muchos prejuicios, muchos complejos y hasta te liberas.

P.–Es que un rabo siempre es diferencial.

Respuesta.–¡Era el primero que cortaba en mi vida! Pepe Luis Vargas, hablando del tema a raíz del que cortó Morante en Jerez, me comentó que nunca me había visto pasear uno. Medio en serio medio en broma me dijo que tuviera cuidado porque el día que lo cogiera iba a pensar que era una rata y lo iba a tirar. Nos estuvimos riendo un rato y el otro día, cuando lo cogí, miré al maestro: aquí está la rata…

P.–Aranjuez tiene un aura especial: por el sitio, la plaza, su historia… la faena de Pepe Luis en 1949 forma parte de la mejor historia del toreo.

R.–Debuté allí el año pasado sin conocer la plaza y es una joya. Te sientes allí como recogido. Yo no conocía lo de la faena de Pepe Luis pero hablando con su nieto me dijo que el acontecimiento lo recordaba un azulejo. Este año, al salir de la capilla, me topé con ese azulejo de frente. Pepe Luis, el nieto, me había enviado fotos de aquella tarde lejana y había leído algunas crónicas. Me hizo una especial ilusión.

Pasaba una tarde, pasaba otra... y no terminaba de redondear lo que la gente esperaba de mí"

P.–Ese triunfo, de alguna forma, zanjaba unas semanas a contrapelo y con un clima un poco crispado.

R.–La verdad es que se había puesto todo un poco al revés. Cuando la gente espera algo de ti y no se lo das genera mucho desencanto. A todos nos pasa: cuando esperas algo de alguien y no lo encuentras o no te lo da te sienta fatal. Creo que eso es todo lo que ha pasado: pasaba una tarde y pasaba otra y no terminaba de redondear lo que se esperaba de mí. Se fue poniendo todo al revés, demasiado al revés… Han sido cuatro o cinco corridas en las que no terminaban de salir las cosas pero bueno…

P.–Pero el mes de mayo había comenzado en Sevilla. Morante acaparó los titulares pero aquello fue una gran función coral.

R.–Fue una tarde muy torera. No saltó ningún toro excepcional de los que nos tiene acostumbrados la ganadería de Garcigrande pero todas las reses tuvieron algo. Los toreros fuimos capaces de encontrarlo y expresarlo. Son cosas que se perciben rápido y a poco que lo permitían los animales aquello se sentía y fluía. La gente se emocionó y fue una corrida muy bonita en la que nunca se perdió esa intensidad y ese punto de emoción.

/ Juan Carlos Muñoz

P.Habría merecido la pena veros a los tres matadores dando la vuelta al ruedo al final, como en las fotos añejas…

R.–Es que cualquier cosa que sale de lo que estamos acostumbrados sublima el toreo. Se pierden tanto los papeles que se pierde hasta el orden…

P.–El acierto fue apostar por la televisión. El reto era devolver el toreo a la cotidianidad perdida, a la sala de estar.

R.–Las autonómicas se han convertido en nuestro altavoz y se pueden ver desde cualquier sitio. Hemos sufrido muchos achaques con el tema de la televisión: desde RTVE, Movistar, Onetoro… nos han pasado demasiadas cosas pero se ha abierto esta ventana y que Canal Sur acceda a una feria como la de Sevilla y pueda emitir un cartel de ese rango para dar la imagen de una plaza llena hasta la bandera hace un bien al toreo tremendo. Mucho más de lo que podamos pensar. Es el caso ahora de Telemadrid con San Isidro. El bien es para todos.

P.Hay que seguir hablando de Sevilla. Muchos querríamos haberle visto anunciado el Domingo de Resurrección.

R.–Qué voy a decir… Es mi plaza, mi fecha, todo… Yo esperaba haber toreado en esa fecha por las circunstancias del año pasado, por la faena, por todo… Yo leía y escuchaba cosas, lo que me comentaban los aficionados que me encontraba, y percibía qué cartel quería ver la gente. Luego no cuadró aquello pero había tardes en la Feria tal y como yo quería que debían de ser. Al final es mejor no darle más vueltas.

El mano a mano con Morante en Santander tiene sentido y atractivo"

P.En la agenda de Juan Ortega se suceden las ferias pero hay un cartel que enamora, el mano a mano con Morante de la Puebla en Santander.

R.–Por muchas circunstancias, lo primero por ser quién es el maestro. Uno siempre tiene personas que te ayudan en momentos importantes de tu vida. Y yo le tengo mucho que agradecer mucho al maestro porque en el año de la pandemia, a raíz de torear la tarde de Linares me llamó para el mano a mano de Córdoba. Aquello me marcó para el resto de mi vida. Un torero de su talla me estaba llamando para torear en una época en la que casi no se daban toros. Cuando salió la posibilidad de torear ese mano a mano de Santander me recordó aquella etapa, aquel volver a empezar. Ahora es sin favores. Es un cartel que tiene sentido y atractivo y en una plaza con un sabor especial, la joya del norte. El maestro es un torero que me genera muchas cosas. Los toreros buenos te generan ese celo. Me ilusiona una barbaridad.

P.En ese calendario de actuaciones está la plaza de la Maestranza a final de temporada. Toca hablar de sensaciones de las actuaciones pasadas y de la que tiene venir.

R.–Evidentemente me quedo con esa tarde del día uno, por las sensaciones que tuve delante de los animales; por la música que volvió a sonar toreando de capote… Eso lo tengo ahí. Por otro lado San Miguel es una fecha muy bonita. Llegas con la temporada vencida, con todo lo que has ido acumulando, lo bueno, lo menos bueno, tus miedos… Recuerdo el año pasado que, sin cortar orejas, fue interiormente un poco salvaje. Uno de esos días en los que ya llegas y todo de sale de madre. Es algo que me suele pasar, sobre todo a final de temporada… Me gustan esas sensaciones y me encanta volver a Sevilla en San Miguel.

Juan Ortega con el toro 'Florentino' que le sirvió para firmar la mejor faena de Sevilla en 2024.
Juan Ortega con el toro 'Florentino' que le sirvió para firmar la mejor faena de Sevilla en 2024. / Juan Carlos Muñoz

P.Vamos ahora a retroceder, ya que hablamos de Sevilla. La faena al toro Florentino de Garcigrande sigue creciendo con el tiempo…

R.–Me hizo crecer mucho interiormente. Ya había cuajado toros con el capote, había apuntado cosas y hasta había cortado algunas orejas pero no había llegado a expresarme como yo quería. Iba siempre a la plaza con esa mochila, con esa carga. Y esa faena me liberó mucho, no sólo para Sevilla sino para toda la temporada. Es como cuando le dices a una persona que la quieres. Pues ya se lo he dicho, y te quedas más libre...

Las circunstancias influyen mucho y al final el toreo es un ejercicio del espíritu"

P.–A riesgo de ponernos filosóficos… ¿Se torea como se es o como se está?

R.–Sí, se torea como se es pero, indudablemente, también se torea como se está. Las circunstancias influyen mucho y al final el toreo es un ejercicio del espíritu. Y el espíritu lo es todo: es tu vida, tu día a día, tu estado personal… Tal y como estás fuera, estás dentro de la plaza también. No se puede engañar a nadie.

P.–¿Y cómo está Juan Ortega?

R.–El arranque de temporada no ha sido fácil pero si la faena de Florentino me liberó en su momento de otras circunstancias el trasteo de Aranjuez me ha servido para liberarme de muchas cosas. Para empezar, ya puedo decir que he cortado un rabo. Personalmente estoy tranquilo, ordenado. Me encuentro bien.

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