Manolo Vázquez suma un nuevo eslabón a la saga de San Bernardo
El nuevo matador, que cortó dos orejas al toro de la ceremonia, salió a hombros en unión de Curro Díaz y Miguel Ángel Perera en una tarde triunfal que tuvo como escenario el coqueto coso serrano de Cortegana
Llevar el apellido Vázquez es una responsabilidad
Pepe Luis Vázquez, el (pen)último matador de una saga
Cortegana (Huelva)/Manolo Vázquez ya es matador de toros. Cumplió de forma triunfal el reto de cambiar de escalafón sumando un nuevo renglón a la riquísima historia de la saga taurina del barrio de San Bernardo. El recuerdo de Manolo -su abuelo- y Pepe Luis Vázquez Garcés era elocuente aunque había una ausencia, por reciente, que dolía más en el alma: la de Pepe Luis Vázquez Silva, recentísimamente fallecido, que se había implicado especialmente en los inicios taurinos de su sobrino Manuel Vázquez Rodríguez-Toajas desde aquella presentación en público en otra plaza coqueta y cercana, la de Higuera de la Sierra.
El nuevo Manolo Vázquez había escogido el coqueto coso de Cortegana, uno de los más cuidados del circuito taurino de la serranía onubense, para dar este salto que vuelve a poner el contador a cero. Y es de justicia señalar que el neófito dio lo mejor de sí mismo con el toro de la alternativa, un ejemplar de los Herederos de José Luis Osborne llamado Anotado que le iba a cerder Curro Díaz, padrino de una ceremonia que testificó Miguel Ángel Perera. Cumplido el rito, el último Manolo Vázquez , que ya se había lucido de capa, iba a brindar a la ganadera Rocío de la Cámara evocando a los que ya no están. El nuevo matador se iba a acoplar a la perfección a la enclasada nobleza de ese ejemplar cuajando una faena templada y ligada que encontró sus mejores registros en el toreo al natural para pasear las dos primeras orejas que se concedían en una tarde feliz y triunfal.
Recuperado el turno de antigüedad tuvo que esperar al sexto para sumar un nuevo trofeo. La papeleta, esta vez, iba a ser más complicada. La brava exigencia de este ejemplar iba a contrastar con la dulce clase del primero poniendo a prueba el bagaje de quién aún no puede tenerlo. A pesar de todo, el nieto del llamado Brujo de San Bernardo resolvió la papeleta con dignidad después de brindar a su madre, Pilar, que no quiso perderse el trascental paso que encaraba su hijo. Se iba a marchar a hombros junto al padrino y el testigo de su alternativa que también habían llegado apretando.
Curro Díaz, precisamente, iba a ser el máximo triunfador del festejo. Le cortó las dos orejas al segundo de la tarde después en una faena dicha a izquierdas -con un pavoroso pitón siniestro- que remató de una contundente estocada. La labor del diestro de Linares había calado con fuerza el público que casi llenaba el precioso coso serrano. Pero la cosa no había acabado ahí. Curro volvería a apretar el acelerador con el cuarto de la tarde sumando otros dos trofeos en una labor de menos a más con un toro de medio tono al que supo administrar con mimo en las alturas y los toques en un trasteo muy estético.
El testigo no iba a ir a la zaga. Miguel Ángel Perera iba a tirar de un temple exquisito con el tercero -sobrero del mismo hierro por lesionarse en los corrales el titular- pero sacaría toda a artillería con el gran quinto, un precioso y cuajado ensabanado muy en Osborne, sin poder rematar su gran obra después de que el animal se partiera una pata.
FICHA DEL FESTEJO
PLAZA DE TOROS DE CORTEGANA
GANADERÍA: se lidiaron seis toros de Osborne, bien presentados y de juego desigual. Destacó la nobleza del primero y la boyantía del quinto, que tuvo que ser apuntillado al final de la faena. El tercero había sido reseñado como sobrero pero saltó al ruedo por lesionarse el titular en los corrales.
MATADORES: Curro Díaz, de celeste y oro, dos orejas y dos orejas. Miguel Ángel Perera, de yedra y oro, dos orejas y ovación. Manolo Vázquez, de blanco y oro, dos orejas y oreja
INCIDENCIAS: la plaza casi se llenó en tarde de temperatura agradable. Manolo Vázquez tomó la alternativa con el ejemplar Anotado número 62. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel del Pilar, asesor artístico de la plaza durante cuatro décadas.
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