Morante y Roca Rey: choque de trenes en Valladolid
POLÉMICA
El genio de La Puebla y el paladín limeño, que no se veían las caras en un ruedo desde el encontronazo de El Puerto de Santa María, han agotado todas las localidades del coso de Zorrilla en uno de sus contados encuentros -marcados por su pique personal- del final de temporada
Morante retoma el pulso de la temporada en Melilla
Morante y Roca Rey: de lo que todo el mundo habla...
La cita es este viernes en el coso de Valladolid. Morante y Roca Rey, que no se ven las caras en un ruedo desde hace más de un mes, alternarán junto al joven diestro charro Marco Pérez para despachar un encierro de Garcigrande. El cartel de no hay billetes ya se ha colocado en las taquillas del vetusto coso del paseo de Zorrilla. Hacía diez temporadas que no ocurría, al reclamo de José Tomás que hizo doblete en Pucela en la feria de San Pedro Regalado de 2016.
Este nuevo vis a vis viene espoleado por la polémica que alimenta una temporada en la que se han dosificado los encuentros entra ambos gallitos del corral. Nada que no se sepa aunque conviene poner el asunto en antecedentes. Las primeras chispas habían saltado a finales de julio en Santander, a raíz de la pretensión de Morante de ocupar el puesto de Cayetano -que no podía actuar por encontrarse lesionado- en la corrida del día 26 junto al propio Roca y Ortega, con el que ya había actuado mano a mano en su primera -y decepcionante- cita santanderina. La estrategia del genio cigarrero para optar a ese hueco pasaba por ofrecerse a torear gratis, donando sus honorarios a alguna entidad benéfica de la capital cántabra.
Morante se encontraba en ese momento en París ultimando algunos detalles de la ornamentación del monumento de Antoñete que ha impulsado. Contactó con la alcaldesa de Santander, la muy taurina Gema Igual, que acogió con agrado e interés esas pretensiones. Pero el asunto no era tan fácil. José María Garzón, gerente de Lances de Futuro, consultó con Roca Rey que pidió esperar al resultado del festejo del día de Santiago -El Cid cortó las orejas a un gran toro de Victorino y se ganó el puesto- antes de tomar una decisión definitiva.
En el envite se ocultaban otras estrategias. Morante, perro viejo, estaba haciendo su particular prueba del algodón. Quería testar ese supuesto veto que Roca Rey, que desde ese momento empezaría a sentir una hostilidad del público y una contestación inéditas. El Cóndor se apresuraría a descartar en unas declaraciones posteriores. Negaba cualquier tipo de rivalidad personal con el veterano diestro de La Puebla recalcando que ya habían toreado varias tardes juntos en el año y aún les quedaban varios carteles por compartir.
Lo de El Puerto...
Pero los acontecimientos se iban a desatar algunos días después. Fue el 9 de agosto en la Plaza Real del Puerto de Santa María, escenario de la definitiva ruptura de hostilidades entre el astro limeño y el genio de La Puebla. Compartían cartel con Daniel Crespo, el prometedor diestro local, en un festejo que caminaba por sendas triunfales. En la lidia del cuarto, a la salida de la tercera entrada al caballo, Roca consideró que tenía derecho a su quite de rigor explayándose en un puñado de lances que hicieron hervir el agua del cigarrero. Morante se lo iba a recriminar después entre barreras. La respuesta del peruano ya está escrita en el anecdotario taurino: "maestro, fúmese un puro despacito..."
Desde entonces ha pasado un mes largo y Morante y Roca Rey no han vuelto a verse las caras en un ruedo pero la tensión se ha seguido abonando: Morante habló en una reciente entrevista de como le había sentado lo del purito. La reconciliación dista de estar cerca. La cita vallisoletana cobra así una dimensión añadida y convierte en competencia pura y dura lo que, en otras circunstancias, sería una tarde más del circuito de las ferias. Ambos espadas detentan el máximo tirón taquillero de la campaña aunque Morante ha ganado la mano en alguna plaza. Sea como sea, el ambiente creado está propiciando un año excepcional en las taquillas que agotan en papel día a tras día. 2025 es, además, el año de la plenitud artística y profesional de Morante de la Puebla que ha logrado una impresionante regularidad en la que ha sumado la victoria en la estadística con la altura artística de sus trasteos.
Ese paseo militar tuvo un indeseado parón entre el 10 de agosto, día de su grave cornada en Pontevedra, y el 3 de septiembre, fecha de su demorada reaparición en Melilla. Fueron 24 días en los que Morante, sin torear, siguió llenando las plazas al conjuro de su nombre. Mientras tanto, en la ausencia de su rival, Roca Rey dictaba su propio pronunciamiento con su triunfo bilbaíno. Pero quedaba pendiente el duelo, la revancha, el nuevo cuerpo a cuerpo con Morante que se dirimirá een Valladolid. Sin solución de continuidad ambos volverán a torear juntos el sábado en Albacete, con Ureña en medio. Los toros pertenecen a la divisa de Daniel Ruiz.
Más esperada aún es la cita de Sevilla por San Miguel. Morante y Roca apadrinarán y testificarán respectivamente la alternativa de Javier Zulueta con un encierro de Cuvillo. Los billetes ya están más que agotados y la reventa empieza a echar humo. Hay una postrera cita en la agenda: será en Úbeda, poniendo a Juan Ortega como testigo del duelo para estoquear un doble envío de Jandilla y Juan Pedro Domecq.
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