Pepe Luis Vargas, tras sus etapas como torero y profesor en escuelas taurinas de la provincia de Sevilla, comienza una nueva singladura como apoderado.

-Pepe Luis, ¿por qué y qué espera en esta nueva etapa?

-Es mi mundo y esto supone subir un escalón más. Todo ha surgido de manera natural. Cuando, por circunstancias, entrenaba para un festival y acabaron entrenando conmigo unos veinte o veinticinco niños y comencé como profesor taurino, ahora es el momento de dar el paso al apoderamiento. Como representante lo daré todo, al igual que lo hice delante del toro.

-¿Continuará como profesor en la Escuela de Sevilla?

-Sí. Se puede compaginar perfectamente.

-¿Usted se ve como hombre de despachos?

-Sí. Curiosamente, con los años que llevo como profesor he tenido que gestionar la contratación de novilleros sin picadores en Bolsines y estoy acostumbrado a la contratación, así como a la gestión con políticos por los cargos directivos que he tenido.

-¿Qué visión tiene de la figura del apoderado?

-Debe tener calor con el torero, manteniendo una buena relación, y si se ha puesto delante del toro es mejor. Espero tener más suerte y triunfar fuerte en esta faceta.

-¿Qué recuerdos tiene de sus apoderados?

-Son muy buenos. De novillero me llevó Pepe Cañas. Luego, me llevaron Antonio Escobar, en dos etapas, Manolo Morilla, Manolo Lozano y Manolo Acevedo. Todos fueron apoderados independientes, que defendieron mis intereses.

-¿Por qué apuesta por Juan Ortega?

-Le vi cuando comenzaba sin picadores. Tiene clase, valor suficiente, gusto y está en el corte de los toreros de Sevilla.