¿Sabes qué era la Ranilla antes de ser el parque que ahora conocemos?
La ciudad de Sevilla se ha visto afectada por innumerables cambios a lo largo de la historia, y la Ranilla es uno de los muestras más claras de este cambio incesante.
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En la calle Clemente Hidalgo, próxima a la Gran Plaza y el centro comercial de Los Arcos, se encuentra actualmente el parque de la Ranilla, repleto de fuentes y cuidado césped, donde se pone a disposición de la ciudadanía hispalense un espacio idóneo en el que disfrutar del buen tiempo, pasear perros o acompañar a los más pequeños a divertirse en los parques infantiles. Además, exactamente al lado de este espacio abierto se ubica una comisaría de la Policía Local que garantiza la seguridad de los visitantes.
Junto a todos estos elementos, destacan dos edificios dentro del parque: un centro cívico y un edificio que se ve mucho más antiguo, y que no todos conocen su propósito original. Se trata, nada menos, que de una prisión activa en el franquismo. Descubre su triste historia, te aseguramos no podrás volver a mirar el parque de la Ranilla con los mismos ojos.
La historia de la antigua prisión de la Ranilla
Aunque posteriormente trataremos todas las funciones que tuvo esta edificación, se inauguró allá por mayo de 1933, aún en la Segunda República, con su nombre inspirado por el arroyo Ranilla, que después pasó a llamarse Tamarguillo.
Este proyecto fue encabezado por la abogada malagueña Victoria Kent, mientras ostentaba el cargo de directora general de Prisiones del Gobierno republicano. Una vez se llevó a cabo dicho proyecto, este centro penitenciario desempeñó las funciones de la antigua cárcel del Pópulo, ubicada en el barrio del Arenal desde el siglo XIX hasta su clausura un año antes, en 1932.
Ahora bien, su inauguración y actividad durante la Segunda República no fue más que el inicio de la historia de la prisión, por la que pasaron multitud de presos en la época de represión franquista.
Su actividad se prolongó incluso más allá de la transición democrática, llegando a reformarse en 1982 añadiéndole cuatro estancias más al centro penitenciario original. En 1991, por otra parte, un atentado de ETA en este centro provocó cuatro fallecidos y treinta heridos.
No fue hasta 2007 que la Ranilla se abandonó y derribó, aunque se mantuvo el pabellón delantero, que hacía las veces de entrada a la prisión, el cual aún podemos encontrar si visitamos este parque. Dos años antes, algunas organizaciones sindicales pidieron que se preservara también el módulo 3 de la prisión, en el cual habitaban los presos políticos represaliados por el franquismo. No obstante, en esta ubicación se construyó un camino con diferentes pérgolas.
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