"El hombre providencia" (y II)
Episodios sevillanos del siglo XX
ENTREGAs publicadas 9, 16, 23 y 30 de octubre; 6, 13, 20 y 27 de noviembre; 4, 11, 18, 24 y 31 de diciembre de 2011; 8 de enero de 2012. TAMARGUILLO Metamorfosis de Sevilla: 1961-1977 (XIV)
UN día, Gregorio Cabeza recibió una estampa con Cristo Crucificado, firmada por el sacerdote redentorista Angel Carrillo, que decía: "Como este Xto. está usted crucificado por los pobres sin hogar. Que Jesús le bendiga".
Cuando llegó la hora de la despedida y el regreso a su puesto de jefe de Administración en el Gobierno Civil, en junio de 1978, Gregorio Cabeza recibió muchas cartas de gratitud. Una de ellas, firmada por el doctor arquitecto Rafael Arévalo Camacho, decía entre otras cosas: "Recuerdo los tiempos en que Sevilla llegó a verse flanqueada por sus cuatro costados e invadida en pleno corazón por aquellos tristísimos refugios que constituyeron el termómetro de la frialdad de nuestra sociedad frente a los problemas de cuantos carecían de un techo bajo el que cobijarse". "De todos esos marginados te convertiste en paladín y defensor, como un quijote de este siglo nuestro, tan propenso a la amnesia y a cerrar los ojos ante las desgracias ajenas". "Y cierto que, batiéndote en singular batalla, conseguiste que tu nombre fuera respetado y tu noble gestión reconocida y alabada, aunque no faltaran brotes de acibarada censura de quienes se dedicaron por oficio o malsanos intereses al ejercicio despiadado de una destructiva crítica". "Mucho habrás sufrido -lo sé- ante la escasez de tus recursos para atender la demanda de una población desguarnecida; y ante la falta de comprensión de quienes, en lugar de ayudarte, se dedicaron a ladrar mientras cabalgabas pesándote en las alforjas la desgracia -vivida por ti y sentida- de cuantos acudían a tu puerta, en enjambre, en solicitud de ayuda". "A todos tendiste la mano, y ganaste ciertamente -frente a todos- la batalla, siendo el pionero de esa transfiguración que nuestra ciudad ha venido consiguiendo, y de la que eres su principal artífice, desde el modesto despacho -inundado de datos, fichas y estadísticas- donde durante tan largos años erigiste tu cuartel general". "Vaya al amigo y al hombre de corazón abierto y sin medidas, este particular homenaje de quien sabe valorar lo ingente de tu hazaña, digna de figurar con letras de oro en la Historia inédita de nuestra ciudad".
La batalla de Sevilla por la vivienda, entre 1961 y 1977, tuvo en las autoridades locales, provinciales y nacionales protagonistas fundamentales que se volcaron con la ciudad y resolvieron con eficacia innumerables problemas administrativos y financieros. Nunca hubiera podido desarrollar la Secretaría de Viviendas y Refugios, como gestora de la adjudicación de pisos por riguroso turno de prioridades, su espléndida e histórica labor sin la existencia de decenas de miles de nuevas viviendas sociales y subvencionadas por el Estado. La ciudad debe reconocer la labor de tres ministros de la Vivienda, entre 1961 y 1974, que hicieron posible la solución del problema de la ruina del caserío. Fueron José María Martínez y Sánchez-Arjona, Vicente Mortes Alfonso y José Utrera Molina. Otros ministros que le siguieron, como Luis Rodríguez de Miguel y Francisco Lozano Vicente, completaron la ayuda de sus predecesores.
Dos gobernadores civiles, Hermenegildo Altozano Moraleda -hasta mediado 1962- y José Utrera Molina -durante siete años: 1962-1969-, fueron los principales artífices de la movilización en favor de la construcción de barriadas de viviendas sociales. En la Alcaldía de la ciudad, Mariano Pérez de Ayala, José Hernández Díaz y Juan Fernández Rodríguez y García del Busto fueron tres hombres clave en los tiempos más difíciles y estuvieron identificados con el problema residencial. Otros alcaldes que apoyaron a la Secretaría de Viviendas y Refugios fueron Félix Moreno de la Cova, Fernando de Parias Merry y José Ramón Pérez de Lama. También Rafael Ariza Jiménez, que ocupó la Alcaldía accidentalmente, fue sensible al problema de la vivienda.
Las delegaciones provinciales de la Vivienda, de la Organización Sindical y de Trabajo fueron decisivas en la ejecución de los acuerdos ministeriales, con hombres entregados a la labor como José Rubio Rivas, Francisco Zarza del Valle, Francisco Sanabria Escudero, Julián Calero Escobar, Antonio Ortega Jiménez, Manuel Breva Benot, Juan Márquez García, Luis Fabián Márquez, Alfonso García Calleja, Angel García del Vello y Miguel Moreno Borondo. Muy especialmente debe recordarse a José Núñez de Castro, secretario técnico jefe de la Obra Sindical del Hogar, que realizó una tarea eficaz y decisiva en la construcción de viviendas sociales.
En 1977, Gregorio Cabeza nos escribía como director de Abc una larga carta fechada el día 24 de marzo, informándonos de la necesidad de seguir acogiendo familias en La Corchuela, como consecuencia de los desahucios anunciados en diecisiete edificios que afectaban a cerca de un centenar de familias. Y al final de la carta, añadía el siguiente párrafo: "Para finalizar voy a darte una pincelada, casi insólita, de la actitud de humanidad de un abogado sevillano que puso a nuestra disposición el sábado 10 de junio de 1972 tres pisos de su propiedad en el núcleo de San Diego, para que lo utilizáramos en la Secretaría de Viviendas y Refugios con carácter gratuito a favor de las familias de refugiados más acreedoras a ello. Por estas tres viviendas han pasado durante cinco años, en sucesivas fases, nueve familias con un total de setenta y nueve personas, entre los que había cinco niños poliomielíticos, tres con retrasos mentales y otros con distintas circunstancias de subnormalidad. Aunque este abogado me tenía solicitado el anonimato, creo que no debo ocultarlo más. El bienhechor se llama Bernardo José Botello Gómez, prestigioso letrado y padre de familia muy numerosa. Ayer le he entregado las llaves de sus viviendas vacías, por haber sido resueltos estos casos, y le he expresado mi gratitud más sentida". En la memoria de muchas madres que tuvieron a sus hijos en la guardería infantil de La Corchuela, queda el recuerdo agradecido para María Cristina de Salamanca y Caro, duquesa del Infantado. Y todavía en 1996, mostraban su ruina vergonzante los tres bloques de veinticuatro viviendas que costearon las antiguas alumnas del Valle, presididas por Ignacia Lasso de la Vega y animadas por la inolvidable Carmen Núñez, para acoger a familias con problemas especiales.
La compra de la finca La Corchuela, con una extensión aproximada de 770 hectáreas y localizada en el término municipal de Dos Hermanas, fue aprobada por la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Sevilla en la sesión celebrada el día 29 de septiembre de 1966, y ratificada por el pleno corporativo del día 28 de diciembre del mismo año. El precio de compra fue de poco más de 64 millones de pesetas. Desde agosto de 1977, cuando se erradicó el refugio, hasta marzo de 1983, mes en que el Ayuntamiento vendió La Corchuela al mejor postor, la finca fue motivo de polémicas por varios motivos. Por una parte, el Ayuntamiento de Dos Hermanas reclamaba sus derechos prioritarios sobre los terrenos, y por otra, no había acuerdos sobre su futuro uso, que cambiaban periódicamente sin criterios razonables.
Por fin, el 3 de marzo de 1983, el Ayuntamiento de Sevilla acordó la venta de La Corchuela por unos 300 millones de pesetas, reservándose 80 hectáreas para el futuro Parque Forestal, a 12 kilómetros de la capital. El comprador de la finca La Corchuela fue Aniceto Fernández Ordaz. Así quedaba cerrado un historial de casi 17 años. La Corchuela fue el símbolo de la Ciudad de los Refugios que sufrieron más de 150.000 personas. Durante casi dos décadas, 53 suburbios y 25 refugios marcaron a decenas de miles de familias. Y aquella dramática situación tuvo sus mártires, víctimas de los hundimientos de edificios. Sobre la labor del Real Fundación Patronato de viviendas, informaremos en próximas entregas.
No hay comentarios