espanyol | sevilla

El coloso invertebrado

  • La retrasada posición de Iborra desnuda el 'invento' de Coke en el medio y las pérdidas en salida de balón y en ataque regalan transiciones al Espanyol

No tiene por qué haber culpables. Una de las características del forofismo es perder los nervios en los momentos críticos y señalar con el dedo. Es un mecanismo de defensa inherente a la condición humana, buscar responsabilidades fuera del propio yo y reafirmarse en ello: el yoyalodecía.

El Sevilla hizo un mal partido en Cornellà, nefasto. Mal planteado -o que lo planteado no se dio-, mal ejecutado y mal rectificado en su desarrollo. Afortunadamente, ese gol de Bacca en una jugada muy parecida, calcada en su inicio, al gol de Mbia en Mestalla, llegó como un pegotón de pomada en la piel enrojecida por el castigo infligido por un Espanyol que vio claro por dónde atacar, por -curiosamente- uno de los puntos más fuertes que había exhibido el bloque de Emery.

No se trata de una mala elección de los medios centro, pues fueron Iborra y Coke los que llevaron a este mismo equipo a dar el paso adelante en la segunda parte de Almería, sino que esa misma pareja no encontró los metros en los que sentirse a gusto y acabó haciendo aguas en todo momento e invertebrando a lo que hasta ahora había sido un coloso sobre un campo de fútbol. Eso, y una facilidad inusual de todo el equipo para perder la posesión con errores propios tras los que al equipo de Emery no le daba tiempo a reajustarse defensivamente, ya fuesen pérdidas en campo propio en la salida de balón o en la zona de tres cuartos, donde también se dieron infinidad de regalos fáciles a los jugadores del Espanyol.

Fue más la posición de Iborra, tan retrasada en la salida de balón con la apertura de los centrales y el adelantamiento de los laterales la que perdió al Sevilla. Quizá fueron los fallos en esa faceta de sacar el balón en la que, para empezar, ya llevaba la rémora de la falta de confianza del portero, o la misma inseguridad de Iborra la que le impidió dar ese paso adelante para ayudar a Coke y cerrar la hemorragia que desangraba al Sevilla.

El equipo rojo se partió en dos muy pronto, con un latifundio en la zona central que el Espanyol explotaba en las transiciones sin que Coke supiera muy bien dónde debía colocarse para, siquiera, hacer una falta táctica. El lateral madrileño, que había dado muestras de adaptarse a esa posición arropado por otro compañero acostumbrado a proyectar su presencia en esa parcela fundamental en el fútbol, no tenía opción nunca de llegar a tiempo a la zona de influencia del juego y el Sevilla, por ende, estaba vendido defensivamente.

El mismo partido se repetía una y otra vez: error en la entrega, ni un pase limpio, pérdida de balón, conducción larguísima de los jugadores del Espanyol e incendio en las inmediaciones de un Sergio Rico nervioso ante un exceso de trabajo que no esperaba y para el que no estaba preparado. La figura de Krychowiak, esta vez en el banquillo, se echaba en falta en ese cuerpo a cuerpo al que nunca tuvo opción el centro del campo sevillista a excepción de las pocas veces que Iborra abandonaba su sitio junto a los centrales y ayudaba a Coke. El gol de Bacca, por cómo y cuándo se produjo, amortigua la crispación del sevillismo, enfadado esta vez por las decisiones tomadas por su técnico en la alineación titular por mucho que la visita a Mestalla esté a la vuelta de la esquina.

Pero esto es así, si sólo hace 24 horas Emery había demostrado su pericia sacando de la nada un pivote como Coke y rescatando a Iborra para la causa, para muchos la derrota será la constatación de que Monchi está obligado a fichar uno o hasta dos refuerzos para el centro del campo. Puro péndulo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios