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Un coco en el camino

  • El Atlético de Simeone, bestia negra de un Emery que comparte con el Sevilla malos recuerdos en el Calderón, con polémicas arbitrales y enfrentamiento entre hinchas.

Pocas cosas hay que deban irritar más a un entrenador de fútbol que no poder superar un obstáculo determinado cada vez que se pone en su camino. Unai Emery se quitó no hace mucho una losa de encima que le recordaban los amantes de la estadística y cierto sector más crítico con su labor. Después de 19 enfrentamientos, esta temporada logró salir vencedor de un partido ante el Barcelona. Ahora que toca visitar el Vicente Calderón se manifiesta otro de los grandes fantasmas que molestan al entrenador de Fuenterrabía, el Atlético de Madrid en general y el de Diego Simeone en particular.

Ya no es que el Sevilla inicie la segunda vuelta en casa del líder con el dudoso honor de no haber conquistado aún ni una sola victoria fuera de casa, sino que los duelos ante el cuadro colchonero no han dejado precisamente muchos buenos recuerdos ni al Sevilla ni a su técnico en su carrera profesional. Muchas veces rodeados por escándalos arbitrales con decisiones muy discutidas, tanto el Sevilla como Emery han celebrado contadas victorias junto a la ribera del Manzanares. Si el cuadro nervionense sólo ha ganado 4 veces en los últimos 20 años, el técnico sólo cuenta con un triunfo que recordar en el Calderón, un 1-2 con dos goles del ahora bético Joaquín con el Valencia hace cinco años, en febrero de 2011.

Peor se pone la cosa que si se contabilizan los enfrentamientos entre Emery y Simeone en los banquillos. De nueve duelos con el argentino en el otro rincón, el guipuzcoano no sabe lo que es salir triunfador y, además, guarda el desazón de lo que deparó unas semifinales de Copa en su primera temporada como sevillista, casi recién aterrizado, cuando el Atlético se metió en la final tras ganar por 2-1 junto al Manzanares y empatar luego en Sevilla con un 2-2 marcado por la actuación de Diego Costa y las expulsiones, ya en la recta final, de Medel y Kondogbia. Cinco derrotas y cuatro empates es el balance general, con especial mal recuerdo de la última visita al comienzo de la temporada pasada, en la que una dolorosa goleada por 4-0 desató no pocas críticas hacia el técnico blanco, algunas por una de las primeras alineaciones de Kolodziejczak, que hizo un penalti evitable y que sufrió ante el braceo de Mandzukic.

Se trata de una rivalidad en la que tanto el técnico como el Sevilla han hecho causa común. Enfrentamientos con incidentes violentos entre aficiones, graves insultos con el célebre "sevillanos, yonkis y gitanos" o el desafortunadísimo "ea, ea, Puerta se marea" como recuerdos para la vergüenza o partidos que hubieron de ser suspendidos por caída de objetos como aquel miércoles en el que, con gol de Puerta, el Sevilla ganó en el Calderón y cerca de Palop aterrizó una botella de güisqui.

A Emery tampoco le han ido mejor las cosas en los duelos ante el Atlético, ya sea con Simeone o antes de su llegada, con citas en las que la impotencia y la rabia por ser víctima de una injusticia palpable asedió el sentir del técnico ahora sevillista. Un mal trago, por lo que significaba y por cómo acabó la eliminatoria, fue la resolución de un enfrentamiento con unas semifinales de la Europa League en juego dirigiendo al Valencia ante el Atlético de Quique Flores que se proclamó campeón en Hamburgo. El escándalo llegó en el Calderón en el partido de vuelta tras un 2-2 registrado en Mestalla. Fue sobre todo en los últimos minutos, cuando un penalti clamoroso de Juanito a Zigic, en el que incluso le rompió la camiseta y que hubiera deshecho el empate (0-0) no fue señalado. Aquello, por ejemplo, lo vivieron en primera línea Banega y Reyes, aunque el argentino, en las filas del Valencia, fue baja en el partido de vuelta junto a Marchena o Mathieu y el utrerano militaba en el rival.

Pero Emery puede decirse que tiene atragantado al Atlético desde que es entrenador. Su segundo encuentro como técnico en el Lorca fue una eliminatoria de Copa en la que en la ida se calzó las botas y en la vuelta cayó en el Calderón, aunque en parte fuera un resultado lógico al estar el equipo murciano en Segunda B. Más frustración le causó, sin duda, sólo un par de años después un 6-3 con el Almería, si bien tras aquel encuentro de Liga tuvo que felicitar a sus jugadores por el trabajo, pues el tesón y el fútbol de aquel equipo recibió todos los elogios al cuajar un partidazo ante un equipo superior, el del mexicano Javier Aguirre, que se vio beneficiado por dos expulsiones de jugadores del Almería antes del descanso, la primera de ellas en el minuto 5, con penalti en contra incluido. Con diez jugadores, el equipo de Emery dio la cara y empató a tres, siendo ya determinante la segunda roja y jugar desde el minuto 39 con nueve hombres.

Tampoco olvidará Unai el 4-1 que encajó con un Valencia que también recibió el castigo de dos expulsiones, Marchena en el minuto 36 y Miquel ya en la recta final. Quedarse con nueve fue determinante para decantar un duelo que en el minuto 78 seguía igualado (1-1). Agüero, Forlán y Jurado lo remataron. Esa cita guarda ciertas similitudes a una derrota del Sevilla de Juande, que, con Escudé y Javi Navarro expulsados, el Atlético sólo pudo decidir al final.

Sin duda, la historia de un clásico que en los últimos años no ha resultado favorable ni al Sevilla, que quiere vengar el último 0-3 en la segunda jornada de Liga, ni a Emery, que en 19 duelos en total, sólo suma tres triunfos sobre el Atlético y uno solo en el Calderón.

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