Tras su primer partido en el Mundial ante Nigeria, en el que falló varias ocasiones de fulminar la meta rival, Gonzalo Higuaín se convirtió en objeto de críticas por parte de prensa y aficionados. No demasiadas, gracias a la victoria de su equipo. Pero con una competencia en la  delantera tan dura como la que representan Messi, Tévez, Milito y Agüero (a Palermo mejor no lo contamos), el pipita se encontraba en el punto de mira.

Sin embargo, en el segundo encuentro ante Corea del Sur, Diego Armando Maradona volvió a brindarle su confianza alineándolo de inicio en la punta del ataque. Y esta vez el ariete del Real Madrid no falló. En su primera tentativa, remató picado un centro desde la izquierda de Burdisso y con la colaboración del guardameta coreano, hizo subir el 2-0 que parecía el de la tranquilidad para su selección. Su aportación en la primera mitad no se limitó a eso, sino que retrocedió su posición para ofrecerse a sus compañeros y hacer más fluido la distribución de balón.

Sin embargo, el conjunto asiático, fiel a su disciplina, se mantuvo en el choque en la segunda mitad y los atacantes argentinos fueron desvaneciéndose. Messi trataba de despertar a su equipo con sus clásicos eslalons y giros hacia dentro, pero Argentina no encontraba el hueco por donde hacer el tercero.

Higuaín también se encontraba perdido en el campo, o esa era la impresión que desprendía. Leo rompió la zaga rival entrando desde la izquierda hasta rematar dos veces consecutivamente, y tras escupir el poste su segundo disparo, ahí estuvo Higuaín para empujar suavemente el balón a la red. La hinchada albiceleste podía respirar.

Pero los goleadores natos no sacian su sed cuando el partido se encuentra sentenciado. Una nueva jugada de Messi acaparó la atención de toda la defensa surcoreana, y el delantero madridista conecta un nuevo cabezazo completamente desmarcado. Hat-trick del pipita y Argentina se clasifica para octavos cerrando varios de sus debates, entre ellos el de la delantera. El mundial de Sudáfrica ya tiene su pichichi.