El asunto de encontrar un reemplazo a Gerard Mortier en la dirección artística del Teatro Real ha tomado de improviso carácter de urgencia, pese a que el gestor estaba ligado al espacio madrileño por contrato hasta 2016. La noticia del cáncer del que está tratándose el belga aceleró un proceso de selección en el que se puso de manifiesto la diferencia de criterios que manejaban Mortier y la Secretaría de Estado de Cultura. El primero se rebeló contra la voluntad del Ministerio de nombrar a un español: el "parámetro" para elegir a alguien, decía la semana pasada en una entrevista concedida a El País, debía ser la calidad y no la nacionalidad; de ahí que todos los aspirantes que propuso para el puesto fueran extranjeros: Viktor Schoner (Ópera de Munich), Alexander Neef (Toronto), Serge Dorny (Lyon), John Berry (English National Opera), Pierre Audi (Nederlandse Opera) y Bernd Loebe (Ópera de Fráncfort). La firmeza con la que se expresaba -amenazó con no esperar a 2016 para dejar el Real si no tenían en cuenta su opinión- no hizo sino precipitar las cosas. El pasado lunes se iba a celebrar la reunión de la comisión ejecutiva del Teatro Real, una cita que fue aplazada por la vaga excusa de "problemas de agenda" a hoy, miércoles. No hubo confirmación oficial, pero trascendió que Joan Matabosch, el actual director artístico del Liceo de Barcelona, sería el sucesor de Mortier.

Ahora, sin embargo, las intrigas y especulaciones que rodean la sucesión señalan a una nueva persona implicada en este enredo: se trataría de Pedro Halffter, un nombre vinculado a Sevilla como director artístico de la ROSS y del Teatro de la Maestranza, y que tiene también bajo su batuta a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Algunas informaciones aparecidas en estos días apuntaban que podría ocupar directamente el puesto de Mortier, que en la citada entrevista con El País le nombró en la terna de candidatos que el Ministerio de Cultura quería imponerle según sus declaraciones (junto a su predecesor Antonio Moral y el citado Matabosch). Sin embargo, parece que la voluntad del Ministerio de Cultura es recuperar para Halffter la plaza de director musical (que ahora no existe) en un escenario en el que el maestro ha tenido sonados triunfos, como el Cyrano que hizo con Plácido Domingo el pasado año o la interpretación de Orpheus und Eurydike de Ernst Krenek. Sería esta medida y la bicefalia que provocaría, según fuentes madrileñas, la que habría complicado las negociaciones con Matabosch que se daban por cerradas.

Mortier había descartado la figura de un director musical fijo y propuesto una rotación con diferentes invitados en el foso. Hay nombres cerrados en este sentido hasta 2016, por lo que la llegada de Halffter en los próximos meses daría al traste con este calendario. Este periódico intentó ponerse ayer en contacto sin éxito con el maestro, que por la noche remitió un comunicado a la agencia Efe.

En esa nota, el maestro asegura que el Inaem le sugirió la preparación "de un proyecto artístico" para el coliseo madrileño, aunque un portavoz del Inaem negó "categóricamente" a Efe dicho encargo, "ya que no es de su competencia, sino de la del Teatro Real".

Halffter defiende que "las informaciones aparecidas en los últimos días sobre mi posible candidatura a la dirección artística o musical" del Teatro Real "se basan en datos erróneos, que en modo alguno responden a la realidad", afirma. De ahí que haya querido exponer "la narrativa veraz de mi participación en el proceso de búsqueda del nuevo director/a del Teatro Real" y añada que el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura, le sugiriese la "preparación" del citado proyecto artístico para el coliseo madrileño.

"Preparo el proyecto con la mayor ilusión", añade, "sobre la base de los logros del Teatro Real y de que hay un espacio de mejora". Una mejora "tanto en lo que se refiere a acoger las plurales sensibilidades e intereses artísticos de nuestra sociedad, como en potenciar que ese emblemático teatro sea un espacio que, sin comprometer la calidad, esté especialmente abierto a nuestra amplia comunidad artística de excelentes profesionales, directores de escena, directores de orquesta, cantantes, etc.".

Según Halffter, se le ha presentado "erróneamente como asociado a una supuesta injerencia de la administración pública en la designación de quien, en su día, vaya a sustituir al actual director artístico. Este extremo", advierte, "falta enteramente a la verdad de los hechos. Lo único que he esperado ha sido la oportunidad de presentar el proyecto artístico y musical que se me animó a preparar bajo el supuesto de que en un proceso objetivado se pudieran valorar sus méritos y los de mi currículum respecto a los de otros queridos colegas", destaca el director de orquesta.

La nota agrega que, "según hasta donde a mí me consta, el máximo órgano de gobierno del Teatro Real, su Patronato, no ha debatido en sesión convocada formalmente a todos sus integrantes un asunto de tanta trascendencia como lo es la transición, bajo una nueva dirección, a una etapa que aproveche los muchos logros acumulados en su historia por el Teatro Real".

No es, en todo caso, ésta la primera vez que la ciudad natal de Halffter reaparece en su horizonte. Su traslado a la capital ya se insinuó cuando Juan Carlos Marset se hizo cargo del Inaem, pero aquella posibilidad tuvo mucho más peso cuando el año pasado la Orquesta Nacional de España buscaba un nuevo director tras la marcha de Josep Pons. Entonces, fueron unos cuantos medios especializados los que hablaron con rotundidad de un fichaje que no terminó de tomar forma. Hoy, si tiene lugar finalmente la reunión de la comisión ejecutiva del Teatro Real y se elige un candidato para suceder a Mortier -una figura controvertida e insigne, a la que no debe de ser fácil reemplazar-, podría saberse si Halffter tiene ante sí un nuevo destino o seguirá comprometido con Sevilla. O quién sabe si el desenlace se producirá ahora, si esos enigmáticos "problemas de agenda" no vuelven a sembrar la incertidumbre.