Cultura

En el calor de la inauguración

IV FÏMC Joaquín Turina. Concierto Inaugural. Programa e intérpretes: Trío con piano nº2 en si menor Op.76 de Joaquín Turina (Priya Mitchell, violín; Torleif Thedéen, violonchelo; Sofya Melikyan, piano); Sexteto para piano y quinteto de vientos de Francis Poulenc (Quinteto Ethos; S. Melikyan, piano); Trío con piano nº3 en fa menor Op.65 de Antonin Dvorák (P. Mitchell, violín; T. Thedéen, violonchelo; Benedicte Palko, piano). Lugar: Casa de Salinas. Fecha: Jueves 12 de septiembre. Aforo: Lleno.

Después del extraordinario recital bartókiano que abrió el miércoles el Festival Turina, la inauguración oficial tuvo como sede un patio de la Casa de Salinas en el que coincidieron el calor de una de las tardes más sofocantes de septiembre, el de unos intérpretes que mostraron una incuestionable pasión por su oficio y el de un público que siguió con entusiasmo la acostumbrada variedad de repertorio que ofrece en cada concierto este certamen.

Todo empezó con el Trío nº2 de Turina en una interpretación intensa y de cálida expresividad, que brilló especialmente en un Finale bien contrastado en la progresiva aceleración de sus tempi. Siguió una obra de Poulenc que representa a la perfección el espíritu neoclásico y lúdico de buena parte de la música de este compositor francés. Buen empaste del Quinteto Ethos y la pianista, que tendieron a privilegiar la mezcla del grupo al lucimiento del solista, aunque la trompa destacara a menudo sobre el resto.

La intensidad romántica del Trío de Dvorák fue atendida con fervor por tres músicos que enfatizaron la energía y la pasión por encima del equilibrio y el empaste, por más que estos no dejaran de ser correctos, de donde se benefició un primer movimiento muy denso que sonó con apreciable claridad de texturas. La interpretación resultó decididamente dramática, aristada, volcada hacia el conflicto, aunque tuvo también en el Poco Adagio su momento de apaciguador y melancólico lirismo.

Es estupendo que el Turina se integre con naturalidad en la vida musical sevillana, pero sus organizadores deberían esforzarse por evitar sus defectos, como la clamorosa impuntualidad.

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