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Cultura

Seducción de lo no clasificable

Ciclo de Piano del Teatro de la Maestranza. Programa: Sonata nº 11 en La mayor KV 331 y Sonata nº 12 en Fa mayor KV 332, de W. A. Mozart; Sonata 'Gezi Park 2', de F. Say; Cuatro preludios, de C. Debussy. Piano: Fazil Say. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Domingo, 1 de marzo. Aforo: Dos tercios.

Para quien no conociese previamente al pianista turco Fazil Say le habrá bastado con escuchar su propia sonata y las propinas para darse cuenta de la seduccion que opera en este artista el lenguaje del jazz. Habrá identificado, es de suponer, el libre juego con los tempi, las combinaciones rítmicas, el gusto por la acumulación de líneas, por las disonancias, por la densidad armónica y por el color percutivo de su pulsación, perfiles todos que definen la idiosincrasia del piano jazzístico.

Una vez constatado esto, así como el efecto inmediato que tiene sobre el público una propina jazzística (como la versión boogie-boogie de la celebérrima Marcha turca de Mozart), se comprende mejor el desconcertante perfil de Say como intérprete de un repertorio clásico. Es uno de esos músicos que no deja indiferente ni pasa desapercibido, que suscita juicios enfrentados y al que es difícil encasillar en una escuela concreta.

Así, su Mozart estuvo a la vez dentro y fuera de estilo, un Mozart inédito y desconcertante, pero siempre interesante. Especialmente en la sonata KV 331 se centró en una articulación muy picada, asentada sobre diversas gradaciones del staccato, pero siempre buscando la claridad en el fraseo y subrayando con intensidad ciertos pasajes o ciertas figuras musicales, como en la sensacional manera de subrayar con la mano izquierda (¡vaya mano izquierda!) un motivo arpegiado en contrapunto en la segunda variación del primer tiempo.

Pero la cantabilidad y la línea apolínea de fraseo de esta sonata desapareció en la KV 332, donde un exceso de rubato no justificado y el trastocamiento de los acentos derivaron en un discurso borroso.

Tras una crispada e íntima obra propia en memoria de los sucesos de Estambul de 28 de mayo de 2013, los preludios de Debussy volvieron a evidenciar lo mejor y lo más discutible de este pianista.

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