Cultura

Pasiones alemanas del XVII

  • Hispalensis Armonioso ofrece en la Sala Joaquín Turina un programa de sonatas en trío, "desde la introversión hasta el más puro estallido emocional"

Con un programa de sonatas en trío alemanas del siglo XVII, una música "excelsa, al mismo tiempo que dramática, llena de pasión y control", en la definición de Rami Alqhai, y sin embargo poco presente en los repertorios habituales de las salas de concierto, el grupo Hispalensis Armonioso abre hoy la jornada de clausura de la presente edición del Femás.

El violagambista sevillano y Alejandro Casal, otro de los más talentosos y activos músicos de la rica escena de la música antigua en la ciudad, habían realizado numerosos conciertos comunes, principalmente dedicados a los repertorios francés, italiano e inglés y muy en especial a Bach, cuyas sonatas para clave y viola da gamba tocaron en numerosísimas ocasiones. La experiencia era "siempre tan buena", dice el menor de los hermanos Alqhai, y por ello, añade, "decidimos abrirnos y atrevernos a aumentar el orgánico con unos compañeros inmejorables", es decir, la ibicenca Lina Tur Bonet, "excelentísima violinista llena de pasión y virtuosismo", y el sevillano Juan Carlos Rivera, "un verdadero pilar de la cuerda pulsada" con el que Casal y él mismo venían trabajando desde hacía más de una década.

Así nació Hispalensis Armonioso, una formación que se ha caracterizado por abordar la música "desde el conocimiento y respeto a las fuentes, siendo fieles a nosotros mismos, desde la introversión y el control hasta el más puro estallido emocional", de nuevo en palabras de Rami Alqhai. Con esa misma actitud abordarán los cuatro hoy, a las 13:00 en la Sala Joaquín Turina (Laraña, 4; entradas de 12 a 15 euros) una serie de sonatas en trío de Dietrich Buxtehude, Johann Philipp Krieger, Dietrich Becker y Philipp Heinrich Erlebach; música "preciosa, vistosa y muy bonita para quien escucha pero nada fácil para el intérprete", explica: "Hace falta una gran concentración, técnica, sensibilidad y una gran complicidad entre el violín y la viola da gamba, siendo estos dos instrumentos cuyos timbres encajan maravillosamente y que junto a la tiorba y el clave o el órgano recrean unas atmósferas y texturas muy características. Al principio teníamos un puntito de tensión por no saber cómo íbamos a funcionar como conjunto humano, pero desde el primer minuto hemos casado perfectamente personalidades, timbres y modos".

Sobre el Femás que hoy acaba, el músico tiene la "sensación" de que es "un gran evento que debería estar aún más cerca de la gente, y eso sólo se puede hacer con publicidad y más publicidad". "En cualquier caso -añade-, lo cierto es que cada vez hay más asistentes y el público se da cuenta de que la música antigua no es sólo para entendidos, que se puede disfrutar mucho de la música más extrovertida pero también de la más íntima e intelectual. Al final, la música, bien interpretada y bien compuesta, siempre llega, siempre toca".

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