Cultura

La materia sonora de los sueños

  • Deutsche Grammophon edita 'Sleep', una hermosa nana nocturna de más de ocho horas con la que Max Richter proclama su particular manifiesto musical para "un ritmo vital más tranquilo".

SLEEP. Max Richter. Deutsche Grammophon.

Alguien podría tomárselo a broma o hacer el chiste fácil. Ocho horas de música para dormir, 480 minutos de música para escuchar mientras se duerme. De hecho, está prevista una presentación en concierto en Berlín donde los asistentes no se sentarán en butacas sino que se tumbarán en camas, para dormir (si así lo desean), mientras suena la música en directo.

Una broma o un chiste fáciles si no fuera por el enorme reto que supone para el oyente y, sobre todo, por la extraordinaria y hipnótica belleza de la música del anglo-germano Max Richter (Berlín, 1966), sin duda uno de los compositores del momento, niño mimado del veterano y prestigioso sello Deutsche Grammophon y abanderado de esa nueva generación de músicos e instrumentistas agrupados bajo la etiqueta modern classic (Johannsson, Reed Parry, Muhly, Dessner o el propio Richter) que se mueven hoy indistintamente entre los teatros, las salas de conciertos, los escenarios rock, el cine o los centros de arte contemporáneo.

El pasado día 4 se editaba Sleep, un proyecto insólito que encontrará dos versiones en el mercado: la original y completa, de más de ocho horas de duración (disponible en descarga on-line), con piezas de 40 minutos, y otra versión más comercializable en formato CD, de apenas una hora, con una selección de siete piezas que oscilan entre los 5 y los 12 minutos.

Después de haber reelaborado y vigorizado las famosas Cuatro Estaciones de Vivaldi en el vibrante Recomposed, puesto al día en su nuevo sello algunos de sus primeros y celebrados discos (Infra, The Blue Notebooks, Songs from Before, 24 Postcards in Full Color) y haber firmado algunas hermosas e intensas bandas sonoras para cine y televisión (The Leftovers, Testament of Youth, The Congress, Last Days on Mars, Wadjda), Richter prosigue su frenética actividad musical con este proyecto que precisamente parece buscar en el reposo, en las relaciones entre descanso, tiempo, consciencia (suspendida) y música, en los propios patrones y fases del sueño, una alianza renovada para tiempos veloces y agitados. "Esta es mi canción de cuna particular para un mundo frenético, un manifiesto para un ritmo más tranquilo en la existencia", afirma el compositor.

En la estela de las experiencias de Cage o Feldman, aunque con un lenguaje más sencillo, asequible y cercano, a mitad de camino entre el minimalismo y la electrónica de salón, Richter despliega en Sleep una dilatada nana para el tiempo natural del descanso nocturno, un conjunto de temas, variaciones y paisajes sonoros que buscan un correlato con la propia materialidad flotante del sueño y la vigilia que tal vez hubiera interesado mucho al recientemente fallecido neurólogo Oliver Sacks.

Escribiendo a lo largo de los años y casi siempre durante la noche, Richter dice haberse convertido en una suerte de animal nocturno abierto a estímulos insospechados y a una introspección que, en sus palabras, lo ha reconectado profundamente con la niñez: "El corazón de esta pieza -comenta- es un puzzle entre la consciencia y la forma en la que experimentamos la música".

Grabado en los estudios Avatar de Nueva York por los miembros del grupo ACME en una formación de quinteto de cuerda a la que se añaden piano, órgano, sintetizadores (analógicos), electrónica y voces solistas, Sleep exige contra todo pronóstico un enorme reto a sus intérpretes, especialmente a las cuerdas. Si la música es esencialmente repetitiva y lenta, cualquier pequeño desfase, aceleración o desaceleración echarían por tierra el sostenimiento de un ritmo y un desarrollo constantes, una de las claves de este ambicioso proyecto.

El tema que lleva por título Dream marca el sendero sobre el que Richter construye su arquitectura de variaciones, moduladas tonal, rítmica y tímbricamente, con la presencia ocasional de la voz de Grace Davidson en una coloratura variable que remite tanto al Barroco como al neomisticismo de un Arvo Part.

La aparente simplicidad de este proyecto esconde empero numerosos detalles que trascienden la propia ejecución musical o el innegable atractivo melódico de los temas. Respecto al tratamiento sonoro de esta grabación, Richter apunta que, en ocasiones, como sucede en el tema y variaciones Path, ha buscado la reverberación propia de una iglesia, más en concreto la de la Catedral de Notre-Dame de París.

Pero también hay en Sleep un interesante diálogo sinestésico con la pintura, más concretamente con el expresionismo abstracto de Rothko, un referente obligado para muchos compositores contemporáneos que se han movido en los contornos del minimalismo y el silencio. Todo el bloque en torno al tema Space trabaja en esta dirección, "con el cielo abierto, la luna y las estrellas como puntos de fuga de un viaje que arranca desde la tierra mojada por la lluvia y la mirada de un niño".

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