Cultura

Una Orquesta Sinfónica para Triana

  • Sin apoyo público ni privado, medio centenar de músicos de la ciudad se han unido en una suerte de cooperativa para formar una orquesta de espíritu popular que debutó a finales de diciembre

El pasado 27de diciembre, el Teatro Quintero se llenó, dejando muchas personas fuera, con motivo de un concierto en el que se pudo escuchar un variado programa compuesto por la obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini, la Suite n. 2 de Romeo y Julieta, el ballet de Prokofiev, y el Danzón n. 2 de Arturo Márquez, junto con la celebérrima Marcha imperial que escribió John Williams para Star Wars y dos suites cinematográficas más, la de Alan Silvestri para Forrest Gump y la de Piratas del Caribe, obra de Klaus Badelt, con el colofón de una versión con nuevos arreglos de aquel capricho casi casual de Paco de Lucía que lo hizo famoso en todo el mundo, Entre dos aguas. Lo inaudito de aquel no hay billetes fue que el concierto lo ofrecía una formación recién creada, la Orquesta Sinfónica de Triana, que sin más recursos económicos que los que aportan sus componentes (actualmente medio centenar, aunque confían en que pronto sean entre 70 y 80) aspira a convertirse en un proyecto profesional de pleno, con sede estable y programaciones anuales. Y la puesta de largo superó de tal manera las expectativas de los músicos que la integran que "ahora -dice uno de ellos, Marco Triguero- no podemos hacer otra cosa que seguir trabajando para conseguirlo".

El germen de la Orquesta Sinfónica de Triana (OST) se encuentra en un disco que grabó la Banda de las Tres Caídas en 2013. "El primer encuentro serio se produjo entonces. Hicimos un bonus track para esa grabación, una marcha que luego acabó dando título al CD, Esperanza. Nos gustó tanto la experiencia que decidimos que, a la vista de que no se presentaba la oportunidad, teníamos que crearla nosotros", cuenta Manuel Alejandro González, director musical de la emblemática banda de cornetas y tambores de Triana y también de la OST, el único cargo en esta singular experiencia comunitaria.

Algunos de los músicos que forman parte del proyecto pasaron previamente por orquestas de la ciudad con un perfil más institucional y profesional, como la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y la Orquesta Barroca; no pocos trabajaron en bandas de marchas cofrades, en la Banda Sinfónica Municipal, en la Sinfónica de Huelva o en la Sinfónica del Aljarafe; todos estudiaron en el Conservatorio y la mayoría vio cómo la vida los llevó por otro camino, ganándose un sueldo como profesores de música en centros educativos o como músicos a sueldo para bolos que no les llenaban o incluso en programas de televisión como el reality de Canal Sur Se llama copla. "Tuvimos clarísimo que debíamos hacer algo por nosotros y para nosotros. Intentar tener una carrera. Y sabemos que esto es difícil, pero también que si hacemos nuestro trabajo bien acabaremos consiguiéndolo, tenemos ese convencimiento y ese entusiasmo", dice González, que ahora puede llevar a la práctica junto a sus compañeros de la OST las enseñanzas de dirección orquestal que recibió durante sus años en la Royal Academy of Music de Londres.

"Como no teníamos ningún tipo de ayuda, ni pública ni privada, decidimos tirar de historia para inspirarnos y descubrimos que antes de la Segunda Guerra Mundial la Sinfónica de Berlín estaba constituida como cooperativa. Tuvimos claro que, tal como está todo, o trabajábamos todos o no podríamos sacar esto adelante. Por eso formamos una asociación musical, pero con una base muy distinta a lo que se suele encontrar en el mundo de la música clásica: en la orquesta no hay jerarquías, hay un director, que soy yo, sí, pero nadie que mande o esté por encima de otro, y en cuanto se pueda, esperemos que pronto, porque aspiramos a vivir de lo que nos gusta, ya hemos hablado que todo el mundo deberá percibir exactamente lo mismo, sea cual sea el puesto que ocupe", explica.

A falta de resolver una cuestión complicada, esa deseada sede estable, la orquesta celebra sus ensayos en una sala que les ha cedido el Conservatorio Francisco Guerrero, pero todos los demás gastos corren por cuenta de los músicos, aunque de momento les compensa. "La experiencia en ese primer concierto en el Quintero fue tan bonita, tan satisfactoria, que nos dio mucha energía, ese feeling que sentimos todos en el escenario, esa magia que se creó todavía no hemos podido olvidarla. Ocurrió algo muy difícil: un montón de músicos que sabían que de momento no hay dinero, que de hecho hay que pagar, se han implicado al máximo en una aventura con un sentimiento de unión que pocas veces se ve", afirma González.

La OST ha contactado ya con empresas para lograr patrocinios y las conversaciones con "varias de ellas" marchan bien. También ha habido reuniones con la Delegación de Fiestas Mayores del Ayuntamiento y con el ICAS. "Nos han prometido colaboración, pero aún no podemos adelantar nada. Nosotros estamos tranquilos porque somos conscientes de que, al menos por nuestra parte, vamos a cumplir y el trabajo que hay que hacer se va a hacer, y bien", dice el director de una orquesta que quiere, sobre todo, "conectar con el público", proponiendo una "música cercana y comprensible por todos", y para ello sus programas combinarán la clásica con bandas sonoras de cine y flamenco arreglado para orquesta.

En su próxima cita, "entre finales de febrero y principios de marzo", con el escenario pendiente de confirmación -aunque la OST no ahorra en ambición y han cursado ya la solicitud para hacerlo en la Catedral, en la Plaza del Salvador o en la de Santa Ana, en Triana-, ofrecerá un programa dedicado a la música de Semana Santa.

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