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La ciudad y los días

Carlos Colón

Altar macareno para el Pilar

SE dice que la lleva porque fue una de las patronas de Sevilla. Se dice que la lleva desde que en 1908 salió en procesión extraordinaria para conmemorar el primer centenario de la Guerra de Independencia, acompañada por un cortejo de representantes de todas las regiones de España vestidos con sus trajes típicos, como si los cuadros pintados por Sorolla para la Hispanic Society hubieran cobrado vida. Se dice que la lleva porque Joselito el Gallo -el que costeó las nuevas ropas que diseñó Rodríguez Ojeda para los armaos en 1915, el que le regaló las mariquillas, el que le iba a ofrendar doce varales de oro antes de que Bailaor lo matara y Ella se vistiera de luto por él- le cedía todas las madrugadas la que llevaba en una capillita allí donde toreara. Se dice que lleva como ofrenda de unos padres a la memoria de su hijo, muerto en la batalla del Ebro.

Todas las historias que cuentan por qué la Macarena lleva en la calle de su paso, presidiéndolo, a la Virgen del Pilar tendrán algo de cierto. Y aún se podría añadir a ellas esta otra: queriendo hacerle a la patrona de la Hispanidad el mejor homenaje que Sevilla podía ofrecerle; y queriendo poner a la más antigua devoción mariana de España en el más querido, hermoso, auténtico y popular de sus altares, la ciudad le ofreció el paso de la Macarena.

Tenía ya la Virgen del Pilar imagen del círculo de Hita del Castillo, capilla y hermandad -fundada, se dice, por los caballeros aragoneses que acompañaron a Fernando III- en la parroquia de San Pedro; tenía su velá que cubría de banderas, colgaduras y gallardetes la hermosa torre a cuyos pies la plaza de Argüelles se llenaba de puestecillos, cantes y tenderetes; tenía su procesión anual, recuperada hace unos años; y hasta tuvo el honor de salir en 1946, para conmemorar el patronazgo de la Virgen de los Reyes, en la procesión irrepetible que juntó las cumbres de la gloria y el dolor: Amparo, Todos los Santos, Valle, Amargura y Macarena. Tenía también la Virgen del Pilar capilla propia en la Catedral, igualmente fundada por los caballeros aragoneses, presidida por una hermosa imagen de Pedro Millán.

Pero la ciudad quería darle aún más a la Virgen del Pilar. Y le dio Macarena y Madrugada. Viven las vírgenes del Pilar de San Pedro y de la catedral todo el año en sus altares, mientras que la Virgen del Pilar de la Macarena vive sólo una noche y una mañana al año. Pero, ¡qué noche! ¡Qué mañana! ¡Y qué altar! La arquitectura, de Ojeda; ante ella, San Miguel venciendo al mal; detrás, la Esperanza Macarena derrotando sentencias de muerte. Y Sevilla entera a sus plantas.

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