Provincia

El negocio de los feriantes repunta después de varios años en caída

  • El sector cifra el aumento medio en lo que va de temporada entre el 5% y el 10%, dependiendo del sitio Se generalizan los convenios con los ayuntamientos para hacer precios especiales

Después de más de siete años de crisis y de la caída en picado que se generalizó a partir de 2011, cuando tras las elecciones municipales muchos ayuntamientos tuvieron que reconocer que no tenían dinero ni para montar la feria, los empresarios del sector de los cacharritos admiten que algo está cambiando, tímidamente, en esta temporada. El presidente de la Asociación de Empresarios Feriantes de Andalucía, Ceuta y Melilla, Andrés Llamas, asegura que el volumen de negocio ha aumentado entre un 5% y un 10% de media en Sevilla, a falta de algunas citas importantes que, aún, quedan en la provincia y en otras ciudades andaluzas a las que suelen desplazarse.

Llamas cree que detrás del cambio -2013 fue el peor año, en el que se "tocó fondo", dice- puede estar cierta recuperación económica, aunque lo vincula sobre todo a que se ha empezado a hablar de otra manera de la crisis, lo que ha hecho que aquellas familias, que de una forma u otra seguían teniendo ingresos, pero que habían contenido hasta el extremo los gastos superfluos, como sería el caso, se han relajado. Como ejemplo, cita Aznalcóllar, donde la feria ha ido especialmente bien este año, algo que relaciona con las perspectivas por la reapertura de la mina.

A la recuperación han ayudado además, según considera, los acuerdos que la propia asociación ha ido firmando con algunos ayuntamientos para que éstos les rebajen las tasas a cambio de que ellos hagan lo mismo con los precios que cobran, en días concretos o durante toda la feria, según los casos.

Llamas aclara que esa mejora no ha sido uniforme y que no se ha producido en determinadas comarcas, bien porque la crisis está arreciando fuerte todavía (cita la Sierra Norte de Sevilla) o porque a eso se añaden otros factores que tienen que ver con la idiosincracia de cada sitio. Es el caso del Aljarafe, donde el negocio ha seguido siendo muy flojo. Tal vez por su carácter de ciudad dormitorio, sin mucha tradición de ferias y con vecinos que proceden de otros pueblos o de la propia capital, sitios a los que siguen desplazándose para sus ferias y para los que preservan también su presupuesto para atracciones.

Según el presidente de esta asociación -que agrupa a casi 500 asociados, la mayoría de ellos con varias atracciones a su cargo- el repunte se notó ya en la pasada Feria de Abril, que este año fue en mayo. En su caso, asegura que las ventas aumentaron en más de un 20%, aunque depende también de la atracción y la novedad que se presente y el lugar que se ocupe en el recinto.

Llamas insiste en la importancia de las ferias para animar las economías locales. "Cuando se logra, por ejemplo, que con unos precios asequibles las familias acudan a los cacharritos, el dinero se mueve algo más también en las casetas, es bueno para todos".

A pesar de estos años duros -bajaron los ingresos y, en 2012, más de una decena de pueblos anularon su feria; en 2014, a un año de las elecciones, la práctica totalidad se ha recuperado- asegura que el empleo que generan se ha mantenido. En parte porque son negocios familiares, pero también porque "la feria es una forma de vida, no se para nunca; hay ferias en las que pierdes dinero o sacas para los gastos, pero a las que tienes y no puedes dejar de ir y otras en las que sacas dinero".

Según sus datos, entre esos cerca de 500 empresarios movilizan a entre 10.000 y 12.000 trabajadores, una cifra que ha variado mínimamente. "Una atracción no la monta una sola persona, necesitas tres como mínimo, algunas hasta ocho, y no se puede prescindir de ellas". La temporada está ya a punto de acabar, aunque aún quedan algunas ferias importantes: Utrera Morón, Los Palacios, Las Cabezas o Estepa, entre otras.

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