Sevilla

La reconstrucción de Los Pajaritos, paralizada tras un año del derribo

  • Descontento vecinal porque no hay actividad alguna en el solar que ocupaban los cuatro bloques ya demolidos. El Ayuntamiento dice que la obra comienza "en los próximos días".

No hay una máquina ni una valla ni actividad alguna en el solar que acogía los cuatro edificios públicos de los Pajaritos que se derribaron y ha transcurrido ya un año desde entonces. Hay un profundo descontento vecinal por el retraso en la regeneración de estos pisos de titularidad municipal.

La parcela es hoy por hoy una gran extensión de albero llena de excrementos caninos, cristales rotos y restos de suciedad, y los vecinos se preguntan dónde quedaron las promesas de los políticos. El 22 de agosto de 2014 arrancó la demolición de las manzanas situadas entre las calles Estornino, Gavilán, Calandria y Flamenco, junto a la Plaza de las Terreras.

El área de Urbanismo del Ayuntamiento asegura que "la obra se iniciará en los próximos días y que se están ultimando detalles con la empresa adjudicataria (Vías y Construcciones), que está en plazo legal para realizar el plan de riesgos laborales que se requiere para emprender la obra, ya que el contrato se firmó a finales de julio". El gobierno local recalca que el objetivo es impulsar la recuperación de Los Pajaritos pero "no con los plazos del proyecto de Zoido, que son insuficientes".

José Martín, sexagenario y vecino de un cuarto piso sin ascensor en los bloques de cubierta de uralita, critica que todo vaya tan lento. "Dijeron que la obra empezaría en julio y no se ha movido un tramo de tierra. Esto va despacio", se lamenta mientras recuerda el día que Zoido fue a su casa con la ministra Ana Mato para prometer soluciones inmediatas a él y a su mujer. María, una joven embarazada de ocho meses vecina de la calle Perdiz, se lamentaba igualmente de este incumplimiento. "Tiraron estos bloques, se marcharon las personas que aquí vivían y nos dijeron que iban a construir pisos y a seguir tirando más, pero no hacen nada. Esto es un cacho de terreno y así se ha quedado. Deberían hacer ya los pisos nuevos para que la gente vuelva a su casa", se queja.

María malvive junto a 10 personas más de su familia en uno de estos diminutos pisos municipales que están llamados a ser derribados en próximas fases. En su caso la demolición es más delicada por la cubierta de uralita de los bloques, ya que está compuesta de amianto, una sustancia prohibida ya en España cuyo desmontaje debe hacerse con un costoso protocolo para evitar que se desprenda el mortal polvo de amianto.

Junto a la plaza de las Terreras, en los bloques más cercanos a la plaza de abastos que deben ser demolidos a continuación de los primeros y dan a las calles Gaviota y Mirlo, el malestar de los vecinos es mayor. "Aquí no hay ni vallas ni obra ni nada. Sólo vimos el otro día a unos hombres tomando medidas y eso que nos dijeron que al poco tiempo de derribarlos empezaban la obra nueva", relata Pepi, vecinade Los Pajaritos desde hace 14 años.

Manuel, un taxista jubilado vecino de este mismo bloque, reclama que se cumpla la promesa de contratar a la gente del barrio, y recuerda a Espadas que muchos vecinos lo votaron y no ha ido al barrio a agradecerlo.

Los dos edificios de nueva planta que sustituirán a las infraviviendas acogerán 62 pisos con aparcamiento subterráneo con un coste de obra de 3,2 millones de euros. Esta vez la superficie útil de las viviendas es digna: entre 56 y 60 metros, frente a los minipisos en pésimo estado que se han demolido.

El tráfico de drogas ha enrarecido el ambiente en Los Pajaritos y los que se dedican a este trapicheo hacen la vida imposible a los vecinos que sí saben convivir. Algunos vecinos confiesan que no se puede salir a la calle por este motivo y reclaman que no vuelvan a los nuevos pisos otra vez las mafias de la droga.

El desempleo sigue azotando con fuerza a la población de este barrio de Cerro-Amate. Los albañiles, mecánicos y pintores que abundan en la zona buscan chapuzas y pequeños trabajos para sobrevivir a esta crisis. Manuel, pintor de 73 años que lleva más de 50 aquí, propone que el Ayuntamiento contrate a barrenderos de la zona para limpiar la basura de las calles y parques, como la plaza d'e las Terreras, repleta de restos de la botellona. "Aquí ha venido Zoido y después Espadas y nadie hace nada. Mucho prometer pero luego nada de nada".

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