"Somos hermanos de sangre"

Se cumplen 16 años del asesinato en su consulta del doctor Muñoz Cariñanos. Los hijos del médico y del fiscal Luis Portero, al que mataron una semana antes, unieron sus fuerzas.

"Somos hermanos de sangre"
"Somos hermanos de sangre"
Francisco Correal

16 de octubre 2016 - 05:03

Se llaman a sí mismos hermanos de sangre. Pablo Muñoz-Cariñanos y Daniel Portero tienen muchas cosas en común. Hay médicos en la familia; los dos son del Madrid. Lo que les unió de verdad fue que a sus padres los mató la misma pareja de asesinos; los matarifes se repartieron el trabajo: Harriet Iragi disparó a Luis Portero, fiscal superior de Andalucía, el 9 de octubre de 2000 en la puerta de su casa en Granada. Ion Igor Solana apretó el gatillo el 16 de octubre, hoy hace 16 años, en la consulta del doctor Muñoz Cariñanos en la calle Jesús del Gran Poder de Sevilla.

Pablo tenía 27 años y estaba de guardia en el hospital 12 de octubre. Daniel tenía 26 y trabajaba de ingeniero en Málaga. "Ojalá los hubieran cogido en Granada", dice Daniel. "Fue la gente de Sevilla la que detuvo a esta chusma". A unos asesinos con los que se vio las caras en uno de los juicios. El segundo fue contra el inductor, Olarra Guridi.

16 años después de aquel triste día 16 se repite la rutina de mediados de octubre: los niños con las huchas del Domund, se falla el premio Planeta, que en aquella ocasión recayó en Maruja Torres. El finalista fue Salvador Compán, que era profesor de Literatura en el instituto San Isidoro. El crimen obligó a suspender un concierto de Carlos Cano y la presentación de un libro de Andrés Sorel en La Carbonería. El doctor Muñoz Cariñanos tendría ahora 74 años. El 2 de julio de 2004, el día de su cumpleaños, falleció de cáncer su esposa. Conoció en vida a su nieta Macarena. Su hija estaba embarazada de siete meses y le puso al niño Antonio. Después nacería Arturo.

El juez Portero no llegó a conocer a ninguno de los ocho nietos que vinieron después. Las dos víctimas del comando Andalucía llevaban muy interiorizado su temor. Nadie sabía en la consulta de Muñoz Cariñanos que los cristales de su despacho eran antibalas y su hijo admite que le vio muy preocupado cuando conoció el asesinato de Luis Portero.

"A mi padre ya lo habían intentado matar en Málaga, en la playa de Chilches, entre El Rincón de la Victoria y Vélez-Málaga, donde veraneaba", cuenta su hijo Daniel. Le denegaron escolta; le negaron las peticiones de traslado al Tribunal Constitucional y al Supremo. "Mi hermano Luis y yo no fuimos sus escoltas, pero sí sus sombras. No lo dejábamos solo en la playa ni un momento". El mismo comando asesinó el 15 de julio al concejal del PP de Málaga José María Martín Carpena. Era alcalde Francisco de la Torre, hermano de la viuda de Portero. En dos meses enterró a un concejal y a un cuñado.

Daniel Portero fue vicepresidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo que presidió su hermano Luis y al frente de Dignidad y Justicia se personó en causas como la inhabilitación de Otegi, la declaración de los crímenes de ETA de lesa humanidad, premisa para esclarecer los 379 asesinatos que están por resolver.

Tras la muerte de Luis Portero, su viuda, Rosario de la Torre, volvió a dar sus clases de Políticas y Sociología. "Nunca nos lo dijo hasta que se jubiló, pero algunos de los alumnos la insultaban. Había mensajes de 'Gora ETA' en el ascensor, en la pizarra. Mi padre daba clases de Derecho Penal y la información sobre sus movimientos salió de la Universidad. En Granada había kale borroka".

Pablo Muñoz-Cariñanos fue compañero de colegio en Majadahonda de un hermano de la esposa de Daniel Portero. No imaginaban que dos crímenes correlativos iban a sellar esa amistad. Las víctimas tenían dos perfiles diferentes. La última vez que coincidió con su padre, Pablo Muñoz-Cariñanos compartió velada en el chalé de Gines con Rocío Jurado, María Jiménez o Raphael, que celebraban que el hijo del doctor que cuidaba la voz de las estrellas hubiera conseguido trabajo en el 12 de octubre.

Las estrellas de Luis Portero eran de otro porte. "Fue el que puso en marcha la pena de cárcel para Juan Guerra", dice Daniel, "y el que se hizo cargo del sumario del PER (Plan de Empleo Rural), que desapareció por completo tras su muerte, y con él todos los expedientes de alcaldes imputados por peonadas falsas. Eran los primeros coletazos de la corrupción. Algunos lo vincularon con el PP por esos casos, pero ni mi madre ni nosotros supimos nunca a quién votaba. Tenía muchos amigos en el PSOE". En los primeros ochenta, el fiscal Portero tocó el tabú de la botellona, la movida estudiantil. "Como dijo que no se podía beber en la calle, el entonces alcalde socialista de Granada, Javier Quero, le llamó Portero de noche, como la película de Liliana Cavani".

La calle Jesús del Gran Poder es la más musical de Sevilla. Cada 16 de octubre hay música de réquiem. En 2001 abrió Sin Semilla (Growshop). Todo sobre el Cannabis. En 2002, la zapatería de Alfonso. "Tomábamos café con el doctor en el bar Porma, el de Diego Alonso". Sebastián, amigo del zapatero, recuerda aquel día. "Los vimos correr uno detrás de otro, yo creía que era un tirón. Y luego salió una enfermera gritando asesinos, criminales". Hay cambios en la calle. Va a cerrar la Corsetería Mónaco, desde cuyo escaparate vieron dos ráfagas de sombras abyectas.

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