El nombre de una persona imprime carácter, define la personalidad, es lo que diferencia a un sujeto de otro. Es algo que no se elige. Viene impuesto desde que se nace por los padres de la criatura. Los hay para todos los gustos. Simples, compuestos, clásicos, mitológicos o de corte extranjero. Muchas veces a los niños se les pone el nombre su padre y a las niñas el de su madre. Recientemente, el papa Benedicto XVI se ha metido de lleno en la ardua y complicada decisión de elegir el nombre para los retoños. Pidió hace unos días, mientras bautizaba a 21 bebés en la Capilla Sixtina, que se le pusiera a los niños nombres cristianos y del santoral católico, en detrimento de las nuevas modas. Antiguamente, lo normal era utilizar esta norma no escrita, pero no es menos cierto que, cada vez más, los nombres se alejan de lo más tradicional y heterodoxo y se adoptan otros que llegan por la influencia de la televisión y de la música, o que son importados directamente de otras zonas del mundo.

El Santo Padre debe estar contento con los nombres que los padres eligen para sus hijos en Sevilla y su provincia. En la última década el más utilizado ha sido Alejandro para ellos, con un 4,3 % del total. Se trata de un nombre de origen griego que significa "el protector", que popularizó Alejandro Magno y que en el Nuevo Testamento hace referencia a cinco personas, entre ellas a un hijo de Simón de Cirene. El nombre más frecuente para llamarlas a ellas es María, con el 5,5%. María (o Miriam) es de origen hebreo y significa "eminencia" o "excelsa". Este nombre está muy extendido por toda la geografía nacional por haber sido el de la madre de Jesucristo.

Con respecto a la década de los 90, los datos del INE revelan como Manuel, que hasta entones era el nombre más utilizado, ha sido superado por Alejandro, aunque el primero de ellos sigue siendo el más frecuente en Sevilla. También se pone de manifiesto el creciente gusto por el nombre de Pablo, que pasa del undécimo puesto a la segunda posición en esta década; o cómo Francisco Javier ha dejado de estar entre los preferidos por los sevillanos. Otros nombres, como José y Francisco José, han dejado de estar entre los 20 más frecuentes.

El nombre de María sigue siendo el preferido por los sevillanos para llamar a sus niñas. El que ha irrumpido con más fuerza ha sido el de Lucía, que ha desbancado a Cristina, que era la segunda opción en los años 90. Ahora ocupa el decimoquinto lugar. La misma posición que en los 90 tenía Lucía. Rocío es otro nombre que ha bajado muchos puestos (ocupaba la tercera posición). Paula también ha subido mucho su cotización, mientras que Marta mantiene una gran aceptación. Tres nombres compuestos -María del Carmen, María José y Ana María- han dejado prácticamente de utilizarse en la última década.

Manuel, con una frecuencia de 66.908 personas, lo que supone el 7,1% del total de la población, sigue siendo el nombre mayoritario de la provincia junto a María del Carmen, con 39.949 personas (4,1% del total). Le siguen Antonio José y Francisco, en hombres; y Carmen, María y Dolores, en nombres de mujeres.