Es difícil hallar un escritor novel que en su ópera prima muestre la ambición que atesora Antonio Manuel Infantes a la hora de crear una obra tan compleja y rica como El trono de Dios.

A priori, la novela nace con el estigma de pertenecer a un género literario enormemente trillado a nivel comercial, tras el éxito de autores como Dan Brown o Julia Navarro. Sin embargo, el escritor andaluz recoge lo mejor de sus colegas: la ágil narrativa para ofrecernos un estilo literario más profundo y una propuesta donde los enigmas y secretos de la religión se enriquecen con nuevos ingredientes, como el contexto geopolítico, que tienen un importante peso en la novela, brindando una visión más global, real y rica a la historia que pone sobre el tapete.

La génesis del libro comienza cuando un Papa agoniza entre los muros vaticanos y en la tesitura de la elección de un nuevo Sumo Pontífice aparece un "extraño grabado en un trozo de tela que ligará el destino de la Orden de los Caballeros de Colón al cambio del centro del poder de la Iglesia católica. Se inicia así un trepidante viaje a través del misticismo de las ancestrales sociedades secretas surgidas tras las violentas discrepancias del monje humanista Barlaam di Seminara durante el Concilio de Constantinopla en el año 1341".

El trono de Dios muestra un exquisito cuidado por el rigor histórico que enriquece a los personajes, lo que denota un profuso proceso de documentación. Una labor que comenzó en 2006, cuando el joven escritor tuvo perfilado el esqueleto de la trama y se afanó en darle consistencia histórica de forma al objeto de que, amén "de atraer al lector, no decepcione a quienes tienen profundos conocimientos de historia y más concretamente de los períodos históricos y escenarios donde se ambienta la novela". En este sentido, el novelista entiende que las licencias narrativas para encajar el puzle no se pueden realizar maleando el pasado.

En esta ardua tarea de documentación asegura que sus herramientas han sido "internet, mi colección de historia universal, que debo a mis padres, y libros específicos" que le sirvieron para modelar los personajes, su psique y el oscuro pasado con el que cargan.

En cualquier caso, afirma ser consciente de que trataba con material sensible, al abordar la religión y situar como protagonista a un sacerdote norirlandés, "con su carga política y el clima de cierta guerra fría que se vive en estos momentos". En este sentido, el novelista insiste en que para que "una obra seduzca es necesario crear un pelín de polémica", aunque sin traspasar ciertas fronteras.

Infantes es técnico en Administraciones y Finanzas, aunque desde joven su verdadera pasión fue la literatura y la historia, rama en la que posee estudios universitarios. En la actualidad trabaja en perfilar su segunda novela, que leva anclas con respecto a los protagonistas de El trono de Dios, situando su historia en el período de la Guerra Civil española.

Además de entrevistas y boletines de carácter social, el autor onubense ha colaborado y actuado en producciones de Canal Sur TV y otras entidades del sector privado y formativo en Sevilla. En el plano literario es autor de varios relatos cortos, del guión de un cortometraje, así como de un poemario que permanece inédito.