Recuerdo a diario de un fallecido

07 de diciembre 2017 - 02:32

Curiosamente, cuarenta años después del restablecimiento de la democracia en esta tierra de garbanzos, se habla de Franco más que entonces, muchísimo más. Las nuevas levas de políticos de izquierda parecen decididas a ganar una guerra que perdieron sus mayores y andan en la milonga de recordar a Franco, ese hombre que murió en la cama, a diario. El inefable Pedro Sánchez, ese sosias del irrepetible Zapatero, no ceja en desenterrar los restos del dictador, algo que parecía superado cuando se abrieron las urnas del 15 de junio del 77. Y coincidiendo con el arrebato habitual de Sánchez, un protagonista de aquel proceso de reconciliación, Alfonso Guerra, sentenciaba que la Constitución del 78 fue un acta de paz de las dos Españas. Así lo creímos todos, pero el tiempo te guarda bromas tan macabras como la de destruir aquella hermosa confraternización.

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