La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Rubén y Paloma

Lo gratificante no es que un gran periodista escriba un gran artículo, sino que contradiga tantos tópicos negativos

Que la Cope o 13 TV dedicaran mucho espacio y muy sentidas palabras a Paloma Gómez Borrero es lógico porque habían sido sus últimas casas. Que todos los medios publicaran artículos respetuosos es lógico porque su cálido y muy personal estilo, su larguísima carrera profesional y haber sido la segunda mujer nombrada corresponsal de TVE en el extranjero la habían consagrado como una de las periodistas más populares de España; tan, tan popular que convirtió la información sobre el Vaticano y los Papas, normalmente postergada salvo que se trate de sucesos escandalosos o fallecimientos y cónclaves, en materia informativa cotidiana de primerísima clase. Que muchas personalidades de todos los ámbitos hayan hecho declaraciones elogiosas y apenadas es lógico porque se trataba, además de una gran profesional y una incansable trabajadora, de una persona próxima, modesta, amable y divertida; y lo más importante es que esto se decía de ella no solo tras su muerte, sino cuando aún vivía.

Pero que el artículo más sentido y hermoso que he leído tras su fallecimiento sea el de Rubén Amón en El País -Imborrable Borrero- es un hecho reconfortante en un país no muy dado al elogio sincero, sencillo y emocionado cuando no se trata de "uno de los nuestros" (tómenlo en el sentido en que Martin Scorsese lo aplicaba a la mafia o en el que Joseph Conrad lo utilizaba para definir a su Lord Jim); o cuando se trata de colegas que, además de trabajar en medios con líneas editoriales claramente discrepantes, se erige en el símbolo de las creencias e ideas que su medio defiende. Y esto en tiempos en los que parece revivirse un cierto clima anticlerical y antirreligioso, y tratándose de una periodista que aunó su fe y su oficio como informadora del Vaticano y propagandista de los Papas (lógico: al fin y al cabo la palabra propaganda se remonta a la creación en 1622 por Gregorio XV de la Sacra Congregatio de Propaganda Fide).

No me sorprende que Rubén Amón haya escrito este hermoso artículo: como lector habitual de los suyos admiro su independencia y capacidad de análisis, además de su estupenda prosa y su irónico sentido del humor. Lo gratificante del caso no es que un gran periodista escriba un gran artículo sino que al hacerlo contradiga unos cuantos de los muchos tópicos con los que nos gusta satisfacer nuestra pasión masoquista por creernos peor, mucho peor, de lo que somos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios