José / Aguilar

La campaña que destierra el gris

La esquina

24 de febrero 2015 - 01:00

LAS primeras escaramuzas preelectorales entre los dos principales contendientes del 22-M expresan con claridad por dónde van a ir los respectivos tiros durante la campaña: medias verdades concatenadas y reiterativas para justificar por qué hay que votarles. Medias verdades que no respetan la mayoría de edad de los ciudadanos.

En el lado del PSOE, el discurso dominante va a ser de una elementalidad abrumadora: los sufrimientos de Andalucía proceden exclusivamente de las políticas del Gobierno de la nación (de éste, claro, no de los anteriores). Es el Gobierno el único culpable de los recortes en sanidad y educación, de la no aplicación de la ley de dependencia, de la falta de un plan de empleo especial para una región especialmente parada y de la insuficiente financiación de la comunidad autónoma andaluza, a la que trata como un auténtico prestamista, por cobrarle intereses tras acogerse al plan de liquidez.

Del lado del PP, Andalucía está como está por la larguísima hegemonía socialista, que viene a ser sinónimo de sus dos grandes males: crisis económica y corrupción. ¿Cuál es el hecho diferencial que explica que la recuperación de Andalucía sea más lenta y frágil que la de las demás comunidades?, se pregunta Soraya Sáenz de Santamaría, para responderse rauda: el Gobierno socialista de la Junta. ¿Qué necesita Andalucía para salir de su postración?, promete el candidato Moreno: subirse al carro del crecimiento de España.

Una historia interminable de malos y buenos, pues, y de medias verdades que tratan de ocultar verdades grandes inocultables. Como la de que un partido que lleva gobernando más de treinta años consecutivos con competencias en casi todo y presupuestos multimillonarios no puede eludir sus responsabilidades en el actual estado de cosas y endosárselo a un enemigo exterior. O la de que otro partido que ha venido tratando a Andalucía como "territorio comanche" y saboteado hasta las más inocuas medidas de compensación social (ejemplo, la subasta de medicamentos) se ponga a prometer ahora todas las infraestructuras que ha negado durante años.

Ni un amago de autocrítica ni un asomo de reconocimiento de que algo han hecho o no han hecho para que estemos como estamos. Como en toda campaña electoral, en ésta también se pinta la realidad en blanco y negro. Los grises definen la vida misma, pero la lucha política los arrasa.

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