El gurú, el cambio y el jefe

ESTAMOS en la era del cambio permanente, instalados en la incertidumbre rampante, inquietos por la crisis de los paradigmas. Lampedusa enseñó que el poder es capaz de cambiarlo todo para que nada cambie. Si eso no cambia, ¿las expectativas de los cambios también acaban por ser más de lo mismo?

Manuel Marín, ex presidente del Congreso de los Diputados, habló ayer en Sevilla de cambio climático, en un foro sobre sostenibilidad organizado por Cepes. Sorprendió a la concurrencia cuando explicó que confía en la manipulación genética de los alimentos para producir ingentes cosechas que no se ingieran sino que sirvan para obtener biocombustible y compensar el tremendo déficit energético de España.

El cambio climático es el tema de la última sátira de Els Joglars. Y van a hacer reír en el Teatro Lope de Vega con su visión del negocio que se están montando muchos a cuenta del medio ambiente y del cambio climático. Tan cierta es la gravedad del problema como la impostura de muchos dirigentes y gurús para vivir bien de hacer como que hacen algo.

Para gurús, todos los que se ofrecen como consultores para iluminar a las empresas en el mito del cambio. Magos de la parábola y del powerpoint, pero a más de uno me gustaría verlo arremangado y poniendo en práctica a diario lo que postula. En el excelente encuentro que organiza cada año el Instituto de Estudios de Cajasol en su sede de Tomares, más de 200 directivos de empresas sevillanas tomaron nota de ideas y hechos que deberían poner en práctica de inmediato para salvar a sus compañías en la civilización del Napster, del Twitter y del Blogger. Pero, a la salida, confesaban que lo difícil no es comprender que el gurú te está haciendo ver con claridad los problemas que experimentas a diario, sino cómo convencer al gran jefe de que cuando le pides que haga la revolución tecnológica y creativa para sostener la empresa no es una maniobra para quitarle el puesto.