La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Las excusas para sortear a los pesados de septiembre
La ventana
PARECE, vive Dios, que en vez de un concurso para constructoras para la adjudicación de las obras que han sido, son y no se sabe si serán, fueron concursos para litigar a ver quién es más incompetente. Si la medalla al más tonto hay que darla por duplicado en la seguridad de que va a dejársela en cualquier sitio, da la impresión de que estas obras que tuvieron y tienen empantanada a la ciudad se las adjudicaron a los más incompetentes. La otra tarde, y después de soportar la inmensidad océana de un charco que abarcaba toda la ciudad, di con la tecla. Iba por la recién pavimentada plaza de Molviedro y, oh sorpresa, vi cómo el husillo encargado de recibir casi toda el agua pluvial que recibe dicha plaza está situado en el punto más alto de ella. No sé si es por desconocimiento de autor y administrador que recibió dicha obra o porque le venía más cómodo allí en el desconocimiento supino de para qué sirve un husillo.
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