De una jerarquía sin discusión

XAVI Hernández, ese portento futbolístico, acaba de ser designado por cuarta vez como el mejor constructor mundial, constructor de fútbol, claro. No hay otra salida que mostrarse en total acuerdo con la medida de esa Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol que acierta de vez en cuando, o muy de vez en cuando, que para gustos, los colores y poco más. Y es que este egarense menudito y que galopa hacia los treintaidós tacos de almanaque tiene la virtud de conciliar las opiniones más diversas con la rara perfección de su fútbol, que el día que se la dé a un rival será noticia de primera página.

Xavi, que tuvo un tiempo en que fue muy contestado por el Camp Nou, es el heredero directo de Pep Guardiola en el uso de la manija que mueve los hilos blaugranas. Heredero es de un futbolista que fue su compañero antes de ser lo que hoy, su jefe, para que él, Xavi, se convierta un día sí y otro también en el brazo alargado que llega a todos los rincones del campo. Podría decirse, incluso, que este Xavi es el mejor manija que vieron los tiempos. Por lo menos ha sido el que más ha durado y también el que más incidencia ha tenido y tiene en la cuenta de resultados de su equipo y de la selección nacional, lugares donde siempre responde cuando se le requiere.

Bobby Charlton, Didí, Gerson, Luis Suárez, Beckenbauer, Puskas en el Honved, Platini, Boszsik, Sócrates, Prohaska, Muhren, Overath, Rivera, Redondo, Zito, Netzer, Falçao... son nombres que se me vienen a la memoria en la seguridad de que se me olvidan muchos, pero asegurando que Xavi es mejor que casi todos y nunca de menor nivel que ninguno. Xavi Hernández es la quintaesencia de ese manijero que persigue La Masía desde que parió a Luis Milla, antecesor en el cargo de Guardiola. Ahora, y en plena eclosión del mejor Barça que dio la historia, Xavi es reelegido como mejor constructor de fútbol de todo el mundo. ¿Hay alguien que lo ponga en duda?