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Tribuna

José león-carrión

Catedrático de la Universidad de Sevilla

Cannabis, porros y psicosis

En algunos países, el consumo libre de cannabis ha sido utilizado políticamente como control social de la población por parte de los gobiernos

Cannabis, porros y psicosis Cannabis, porros y psicosis

Cannabis, porros y psicosis

El consumo de cannabis afecta al funcionamiento cerebral y además tiene efectos adictivos. Su principio activo más destacable es el delta-9-tetrahidrocannabinol, presente en la mezcla de cannabinoides de los extractos de la planta Cannabis sativa. El cannabis produce un deterioro de la cognición, del equilibrio y del control psicomotor, y afecta principalmente a la memoria de trabajo, que es la que nos permite pensar y resolver problemas al mismo tiempo. Su consumo habitual produce psicosis cannábica. Al afectar a la memoria, la mayoría de los adolescentes y jóvenes consumidores acaban abandonando la escuela, y los estudios porque no se enteran ni retienen bien lo que estudian y no almacenan bien en su cerebro la información que reciben. Personas que podrían ser brillantes y aportar bienestar a la sociedad dejaran de hacerlo.

Desde muy antiguo se sabe que el consumo de cannabis produce un síndrome amotivacional. Los consumidores pasan de todo, les da igual todo aquello que no sea que les dejen en paz y tranquilos, ni siquiera la desgracia propia o familiar les motiva a actuar. En algunos países el consumo libre de cannabis ha sido utilizado políticamente como control social de la población por parte de los gobiernos. Los consumidores son obedientes, no piensan, no progresan mentalmente y pueden ser manejados políticamente según interese. El cannabis debe ser considerado como una droga dura, porque, por ejemplo, que un estudiante deje los estudios porque al consumir porros le falla la memoria es un ataque a los valores y fundamentos que necesita el Estado y la sociedad para progresar e innovar.

Algunos políticos, durante la Transición fomentaron con naturalidad la aceptación social del consumo de cannabis, lo cual hizo que su uso se extendiera. Además, mueve mucho dinero negro. Los medios de comunicación han hablado mucho de los beneficios del cannabis y de sus propiedades terapéuticas, olvidando que es un factor de riesgo para el desarrollo de esquizofrenia, además de provocar adicción cuando el consumo es habitual. En los usuarios crónicos, o habituales, a veces aparece una depresión sublarvada, es decir, sin síntomas clínicos aparentes.

La psicosis cannábica ocurre por una acumulación de cannabis en el organismo. El metabolismo del cannabis es muy lento y puede tardarse más de dos semanas en quedar limpio mental y cerebralmente de cannabis. Produce trastornos de la percepción, del pensamiento, paranoia y frecuentes ataques de pánico. Los pacientes con antecedentes psicóticos o vulnerables pueden agudizar y empeorar los síntomas y tienen tres veces más riesgo de desarrollar un trastorno relacionado con la esquizofrenia. Nadie sabe cuál es su vulnerabilidad genética a la psicosis, por lo que es mejor no probar. Los derivados del cannabis son las drogas más implicadas en los accidentes de tráfico al afectar a la atención, a la concentración, a la coordinación y al tiempo de reacción. Desde que se legalizara el uso recreativo de la marihuana en EEUU, el número de accidentes de tráfico con víctimas mortales relacionados con la conducción bajo los efectos de esta sustancia se ha multiplicado por dos.

El consumo de cannabis empeora no sólo los síntomas psicóticos, sino también los síntomas de los pacientes con trastorno bipolar. Las personas con trastorno bipolar que dejan de consumir cannabis evolucionan mejor que los que siguen consumiendo. Cuando existe una enfermedad mental primaria, el cannabis la agrava y suele llevar a la aparición de un cuadro psiquiátrico. Los derivados del cannabis tienen una relación directa con la esquizofrenia y la psicosis, bien sea como factor de riesgo o como agravante de la enfermedad. En 2009, la Agencia Europea del Medicamento, al igual que la americana, retiró el permiso para consumir hachís y marihuana libremente, preocupadas porque podrían inducir al suicidio.

Entre las propiedades positivas o medicinales del cannabis está retrasar el alzhéimer, detener el avance del VIH y de las de células cancerígenas, para tratar la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide y la migraña. Su consumo está asociado a niveles menores de insulina en diabéticos, por un mejor metabolismo de los carbohidratos y reducir la resistencia a la insulina. Durante las relaciones sexuales mejora el flujo sanguíneo, promoviendo la liberación de oxitocina, lo que hace que algunos lo consuman como afrodisiaco.

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