Opinión | Pisando área
Jesús Alba
Bienvenido a España, señor Almeyda
El Sevilla se ha recogido en los cuarteles de otoño con la figura recompuesta aun con sustanciales fallos de compostura, valga la paradoja. Se puede decir que Eduardo Berizzo logró encontrar la manta apropiada para el clima que ya se anuncia a tiempo, antes de que la grave crisis que atravesó su equipo en octubre se llevara por delante el proyecto. Porque el Sevilla, que entró como segundo clasificado en el tramo de competición que concluye con el parón de noviembre, ha bajado varios escalones en la tabla, aunque sigue en puestos europeos. Pero sobre todo salvó el match ball que se le presentó tan pronto tras la semana negra entre Bilbao y Mestalla.
La derrota de Barcelona fue distinta a las de Moscú y Valencia, si bien no sirve para esconder esos defectos que ha tratado de recomponer Berizzo retocando su sistema táctico y, puede que más aún, dando con una base reconocible, un once sobre el que realizar un nuevo trabajo en este otro parón. El doble pivote cortó la sangría que se podía llevar por delante a Berizzo tras las goleadas de aquella semana negra. El Barcelona, invicto líder de la Liga, no era el rival más apropiado para zanjar la racha perdedora con equipos grandes. Pero al menos en el Camp Nou, con ese once titular ya reconocible después de dos meses y pico de rotaciones infructuosas -el cambio táctico desdice a corto plazo ese sistema, a largo plazo ya se verá-, el Sevilla tuvo algo de lo que careció ante Atlético, Athletic y Valencia: carácter para reaccionar y hasta lograr empatar un partido que, como siempre en los grandes escenarios, empezó perdiendo y terminó perdiendo.
Parece que Berizzo ha tardado en dar con la clave, con una clave desde la que reiniciar el trabajo, lo mismo que ha tardado el otoño en entrar. E igual que la estación climatológica no ha entrado con fuerza, tampoco es que tenga mucha energía la reacción del equipo nervionense, con dos ajustados triunfos sobre Leganés y Spartak, con sus dosis de incertidumbre, y la derrota en el Camp Nou, anestesiada por responder a una fea costumbre que tiene el Sevilla de no poder plantarle cara al Barcelona allí casi nunca.
En esencia, Berizzo trató de darle más profundidad al equipo después de la derrota en el Wanda Metropolitano, donde se lo acusó de conservadurismo escondido tras el dominio del balón. Ante el Maribor no tuvo problemas en destaparse los pies y goleó con comodidad, pero luego llegó el tramo duro y ahí la manta dejó desnudos completamente al equipo y al técnico. Coincidió ese periodo empinadísimo, eso sí, con la lesión de N'Zonzi, cuyo esguince en San Mamés fue el inicio del desastre. Y en cuanto lo tuvo a tono, lo ubicó junto a Pizarro en paralelo para darle al equipo la seguridad y la confianza que le faltaba.
Con ese retoque desde el 4-3-3 hacia el 4-2-3-1 el Sevilla no ha ganado en profundidad y sigue careciendo de pegada, como antes. Es más, a estas alturas de la Liga, el Sevilla es sexto con la peor diferencia de goles en muchos años, un raquítico +1 producto de los escasísimos 12 goles a favor y 11 en contra en las once jornadas disputadas. Es decir, que el equipo de Berizzo sale a 1,09 goles por partido. Un bagaje de media tabla...
En una perspectiva amplia, por otro lado, tampoco está tan mal clasificatoriamente hablando. El año pasado a estas alturas era quinto con 21 puntos y ahora es sexto con 19. Está más lejos, eso sí, de las temporadas anteriores en las que terminó en puestos de Champions: 25 puntos en la 09-10; 23 en la 08-09 y 25 en la 06-07. Y el objetivo, no se debe olvidar, es terminar entre los cuatro primeros. Esta temporada el Valencia se ha metido arriba con fuerza y ya es segundo a ocho puntos y el Villarreal lo ha adelantado esta jornada: el objetivo se complica. Pero este parón le servirá para acentuar el trabajo sobre esa base que, ahora sí, parece que ya tiene.
Si ha quedado algo patente en el segundo tramo largo de competición ha sido el evidentísimo bajón en el mes de octubre de Jesús Navas, con la sima de su inhibición en el Camp Nou. Ante el Barcelona recuperó la titularidad en la banda derecha, debido a que Berizzo optó por darle descanso a Nolito en la izquierda ubicando ahí a Sarabia. Precisamente el madrileño ha sido el hombre que le arrebató esa posición de extremo diestro con la que partió el palaciego desde su esperada vuelta al Sevilla. Sarabia irrumpió con fuerza en el once y el aplauso generalizado de prensa y afición, con dos sonoras ovaciones ante Leganés y Spartak, puede que terminasen de minar el ánimo de un Jesús Navas al que le sorprendió gratamente en su regreso el altísimo nivel del madrileño. Pero el ex internacional español, cerca de cumplir los 32 años, aún tiene mucho que ofrecer y, sobre todo, debe recuperar esa confianza que lo llevó a ser clave en el play off de Champions frente al Basaksehir. Cierto es que al quedarse libre del Manchester City y tardar en firmar por el Sevilla no hizo una pretemporada larga, pero ha tenido ya dos parones para ponerse en forma, con lo rápido que él siempre cogió el tono físico. Parece que lo anímico más que lo físico pesa en su bajón y el cuerpo técnico debe recuperarlo cuanto antes.
También te puede interesar