El récord de puntos y victorias en la jornada 18 y la forma en que lo consiguió, con la épica remontada ante el Real Madrid, ha elevado al Sevilla a una aureola de ensoñación de la que no quiere bajar. Mantenerse en la terna de aspirantes que luchan por el título de la Liga era algo impensable hasta que Jorge Sampaoli, con su mensaje rebelde, y con las victorias de su equipo evidentemente, ha ido haciendo tangible tal quimera. Para llegar a ese estado cercano a la alucinación ha necesitado momentos de mística, como el del domingo ante el Real Madrid. En casa ha tenido otros instantes mágicos: la remontada postrera ante Las Palmas, la victoria sobre el Atlético, el taconazo de Ganso y gol de Ben Yedder en el minuto 90 ante el Alavés... En la segunda vuelta, la mística tendrá que ir en la maleta.

Seguir siendo considerado incluso desde Madrid o Barcelona como un aspirante al título pasa por mantener el tren de victorias que el Sevilla acumula en las últimas jornadas, con dos goleadas a domicilio (Vigo y San Sebastián) y dos memorables triunfos en casa (Málaga y Madrid). La presión de ganar acompañará ahora a un Sevilla que termina la primera vuelta como el mejor en su domicilio, donde ha recibido a todos los grandes de España y donde ha sumado 24 de 27 puntos, ya que sólo falló ante el Barcelona (1-2).

Ha sumado 24 de 27 puntos en casa, donde sólo falló ante el Barça, y 15 de 27 a domicilio

Ningún equipo de la Liga ha sumado tanto en su feudo. A domicilio, en cambio, suma 15 de 27 pese a que sólo ha visitado tres estadios de verdadera enjundia: El Madrigal (0-0), San Mamés (3-1) y Anoeta (0-4). En Riazor, otro estadio de alcurnia cuyo propietario no pasa por el mejor momento, sufrió pero ganó en otro de esos momentos de éxtasis final, con el 2-3 cobrado entre los minutos 87 y 92. No son malos números, ni mucho menos. De hecho, el Sevilla es el tercero mejor a domicilio tras Barcelona y Madrid, tanto en puntos sumados (20, 17 y 15 respectivamente), como en en goles (24, 22 y 17) y triunfos (6, 5 y 4).

El domingo, el Sevilla termina la primera vuelta visitando el feudo del colista, Osasuna, que sólo ha ganado un partido hasta ahora, aunque parece haber cobrado energía con el segundo cambio de entrenador. Y ahí iniciará su nueva vida como aspirante al título. La presión irá ya como acompañante en el bagaje del equipo cada vez que viaje. Y tendrá salidas de mucho lustre.

En la primera vuelta todos los grandes, salvo el Athletic, han pasado por el Sánchez-Pizjuán: Atlético (1-0), Barcelona (1-2), Valencia (2-1) y Real Madrid (2-1). También ha disputado en casa sus duelos de rivalidad, el derbi (1-0) y la cita con el Málaga (4-1). Lógicamente, el reverso de esta realidad es que en la segunda vuelta tendrá que visitar el Vicente Calderón, el Camp Nou, Mestalla y el Bernabéu, además de dos estadios donde es recibido con especial animadversión, el Benito Villamarín y La Rosaleda.

El resultado de haber hecho de su feudo un fortín y de que hayan pasado por Nervión todos los grandes es que el Sevilla es el que más puntos ha sumado, 10, de los duelos directos entre los seis primeros, seguido de Villarreal (9), Madrid (8), Barcelona (7), Real Sociedad (4) y Atlético (1).

Si mantiene su estatus de rebelde de la Liga, si sigue metiendo los codos entre Madrid y Barça como ahora, el Sevilla además será recibido como un grande y tendrá que sostener ese cartel adonde vaya. Claro que será bastante complicado mantener esos excelentes números, tanto a domicilio como en los puntos sumados por los duelos directos, al tener que visitar a los tres grandes.

El Real Madrid, en este sentido, tiene un calendario más amable en la segunda vuelta. Recibe en el Santiago Bernabéu al Atlético en la jornada 31, al Barcelona en la jornada 33 y al Sevilla nada menos que en la jornada 37, la penúltima de la Liga... como para jugársela allí. En contrapartida, el Sevilla tendrá en su fortín una segunda vuelta más plácida, menos mágica, más rutinaria. A priori habrá menos momentos propicios para la mística en Nervión, aunque con Sampaoli nunca se sabe...