cultivos herbáceos

Bajos precios y plagas ponen en cuestión el cultivo de cereales

  • En cinco años, los cereales se han depreciado de media en más de 60 euros por tonelada. El mosquito del trigo ha hecho estragos en varias comarcas de Córdoba, Sevilla y Cádiz.

La falta de lluvias de otoño, a lo que se añadió la proliferación del mosquito del trigo en cultivos de Sevilla, Córdoba y Jerez -que dejarán la producción de esas parcelas bajo mínimos- y unos precios que de momento son decepcionantes, está haciendo que muchos agricultores se cuestionen la rentabilidad del cultivo de cereales.

Y es que las noticias de bajadas de precios en los cereales, de que hay mucho stock o de que las producciones internacionales serán abundantes y no permitirán la subida de los precios son un tanto desmoralizadoras para los agricultores, que ven cómo sin embargo los costes de los cultivos suben y cómo en años con problemas de lluvias o de plagas, como éste, no salen en absoluto las cuentas y los gastos prometen ser mayores que los ingresos de mercado.

Un dato que avala esta percepción pesimista es la comparación de los precios actuales de los cereales con los de hace sólo cinco años. Tomando las cifras de la lonja de cereales de Córdoba, que estaba activa, se ve que de media los precios han bajado de abril de 2011 a abril de 2016 hasta 61 euros por tonelada. Los trigos blandos y el maíz son los más perjudicados en la comparación pero todos están muy a la baja. En concreto, el maíz, que cotizaba en la lonja de Córdoba del 21 de abril de este año a 163 euros/tonelada, lo hacía en abril de 2011 a 252,43 euros, una diferencia de 89 euros. Asimismo, el trigo blando ha perdido en estos años entre 80 y 93 euros de precio, según calidades. El trigo duro también se anota pérdidas de cotización de entre 20 y 30 euros; y la cebada, de 57 euros menos que en 2011. Y todo ello sin que sepamos muy bien las causas reales de esta progresiva pérdida de valor, que, por cierto, también se ha dado en el girasol aunque de momento no esté cotizando.

Por lo que se refiere a la producción que cabe esperar en los cultivos, las lluvias de primavera, que han sido generosas y muy bien acogidas, no han resuelto el problema de los trigos afectados por el mosquito mayetiola destructor -prácticamente todos desde Écija a Jerez, una de las principales zonas productoras de Andalucía- ya que los trigos nacidos al amparo de ese agua han sido pasto de la plaga, que este año ha tenido una especial incidencia, porque -según han comentado a algunos agricultores los técnicos de Agricultura- este año el mosquito ha tenido hasta siete puestas de huevos en vez una o dos, que ha sido lo habitual. Como consecuencia, los trigos blanquean por las espigas secas y caídas y los agricultores temen que cuando metan la cosechadora salgan unas producciones mínimas.

Según José Vázquez, técnico de Asaja Sevilla, "no se espera que en estas tierras afectadas por el mosquito salgan producciones de más de 500 kilos por hectárea". Incluso en las zonas no afectadas por el mosquito, Vázquez estima que la cosecha no será alta y que quedará en una media de alrededor de 2.000 kilos, baja para lo normal.

Ramón García, portavoz en cereales de COAG Andalucía, coincide en la estimación de los daños causados por el mosquito del trigo, aunque cree que en Córdoba y en otras provincias, donde no ha afectado tanto, sí habrá una buena producción de trigo gracias a las lluvias primaverales.

En cualquier caso, en este momento las producciones están en entredicho, por lo que las estimaciones de cosecha que se han hecho al alza teniendo en cuenta los incrementos de siembra no son tampoco de fiar.

En cuanto a siembras, hasta que no acaben las declaraciones de la PAC no habrá datos fiables. Aun así, las estimaciones de la Junta de Andalucía -a fecha del mes de febrero- dicen que "la superficie sembrada de trigo total en 2016 será un 1% superior a la sembrada en el año 2015. Para el trigo blando, la superficie sembrada presenta un descenso del 14% en relación al año pasado y para el trigo duro, en cambio, se aprecia un incremento del 10%, debido, principalmente, al buen comportamiento de los precios para este cereal durante la campaña anterior". Asimismo, indican que "si se compara la superficie total sembrada de trigo con la media de los años 2011-2014, resulta ser similar. La superficie de cebada total, por su parte, presenta también una superficie sembrada similar a la sembrada en la campaña precedente. En este sentido, se observa que la superficie de cebada de dos carreras va a ser un 1% superior y la superficie de cebada de seis carreras, en cambio, se mantendrá parecida a la de 2015. En relación con la media de los cuatro últimos años la cebada total presenta un aumento del 11%. En cuanto a la superficie sembrada de avena y triticale, según estos primeros avances, es similar a la del año anterior".

Efectivamente, la bajada de siembra de trigo blando va en consonancia con la subida en trigo duro, que el año pasado tuvo un importante repunte de precio y llegó a cotizar a primeros de julio en la lonja de Córdoba a 364 euros, mientras que el trigo blando lo hacía a 220, una diferencia de precio que no cuadra con la diferencia en costes y producción entre un trigo y otro, que son casi iguales en la actualidad.

En cuanto al incremento en las superficies de cebada que se vienen notando en los últimos años, Ramón García la achaca a la acertada política de Intermalta -la proveedora de cebada para la Cruzcampo- que ofrece contratos interesantes a los agricultores y también a que la cebada es un cultivo con menor coste para el agricultor que otros cereales -especialmente el trigo duro, que depende de los mercados internaciones- por lo que en tiempos como los actuales, con mucha volatilidad e incertidumbre sobre los precios, ofrece más seguridad.

Otro cultivo en recesión -aunque aún no hay datos de siembra- es el maíz. Y las causas son las mismas: el bajo precio que viene teniendo y que no compensa los costes. Así, según el portavoz de COAG, en muchas zonas donde era tradicional la siembra de maíz -caso del Bajo Guadalquivir- se está abandonando el cultivo y se está cambiando a tomate de industria.

Y mientras tanto, los agricultores diversifican sus cultivos y van probando nuevas posibilidades, caso de la colza, que ha tomado cierto auge aunque aún está, como quien dice, "a prueba". Este año, será seguramente clave para lo que vaya a suceder, ya que ha aumentado la siembra y hay muchas expectativas para ver lo que sucede cuando entren las cosechadoras y se pueda comprobar si las nuevas variedades que se están sembrando cumplen lo prometido por las casas comerciales.

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