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Elecciones andaluzas: Espadas, sin el poder y frente a la "propaganda"

Espadas en su visita a la feria del Corpus en Granada

Espadas en su visita a la feria del Corpus en Granada / Antonio L. Juárez

El PSOE es la primera vez que pisa el ruedo andaluz solo, sin el auxilio del "aparato de propaganda informativa" que facilita comandar el Gobierno de Andalucía. Sin la posición dominante que ese escenario permite frente al resto de partidos. Es el análisis de Juan Espadas ante el reto del próximo domingo. El desafío al que dice que se enfrenta en esta campaña. Aunque en su queja lleva implícito que su formación  también utilizó esos resortes públicos del poder durante las serie de elecciones que les permitieron mantenerse al frente de la Junta durante más de 37 años.

El candidato socialista considera que la "manipulación" por parte de Canal Sur resulta descarnada.  Así que si el PSOE cometió "errores" con la radio televisión pública andaluza durante su etapa, el actual presidente ha sido un "alumno aventajado" en el "uso y el abuso" de la comunicación y la propaganda institucional. Eso sí, encumbra como gran estratega al consejero de Presidencia Elías Bendodo, "el MAR de Andalucía", en referencia a Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

En una entrevista en Onda Cero, el aspirante del PSOE a la presidencia de la Junta ha interpretado que las encuestas negativas servirán de acicate para su electorado. Que propiciará su movilización y se esfuerza en combatir la imagen de moderado con que presenta su contrario principal. "Pasará a la historia como el político que en España le abrió la puerta a Vox", ha solemnizado el pacto que en 2019 propició que  Moreno alcanzara el Palacio de San Telmo con el voto de los diputados de extrema derecha. Y ha remachado que al PP "le duele poco" compartir gabinete con la formación de Santiago Abascal.

El dirigente del PSOE andaluz no quiere seguir respondiendo todos los días a la pregunta si dejará que gobierne el PP si con ello consigue evitar que Vox entre en el Ejecutivo. Defiende que la palabra la tienen los andaluces y luego ya se sentarán los partidos a discutir. Rechaza que su formación pueda participar la próxima semana en protesta alguna si de produce un resultado electoral que inquiete a la izquierda. "El lunes yo iré al Parlamento", zanjó la cuestión.

Espadas, durante la entrevista radiofónica, llamó de varias maneras a su oponente del PP,  y aceptó referirse a él como Juanma Moreno después de que le cuestionaran que si su insistencia en mencionarle como Moreno Bonilla se debía a que así lograba molestarle. El candidato popular se presenta cada día desde un atril con el nombre "Juanma", con el que el PP juega a darle más fuerza al candidato que al partido por el que concurre.

El cabeza de lista del PSOE, desde la comarca malagueña de Ronda, volvió a expresar su compromiso con el mundo rural. Un electorado, el del interior de Andalucía, que hasta ahora ha sido fiel a los socialistas. "Lo primero que hay que garantizar" es que dicho entorno "siga siendo un mundo habitado, que la población siga viviendo allí porque tenga razones para vivir en él", y la gente pueda "elegir qué quiere hacer con su vida", para lo que hay que proporcionar los medios adecuados, ha resaltado.

Los socialistas andaluces se acercan a la recta final de campaña con el temor a que la "habilidad" del PP de situar en el debate el "voto útil" cale más en su propio electorado que la dicotomía de elegir "entre derechas y derechos" que el PSOE propone. Algunos alcaldes de puntos de localidades del interior de la región ya han comentado, sorprendidos, como vecinos les confiaban su intención de respaldar a "Juanma" para impedir la llegada de Vox, al gobierno autónomo, según admite a este periódico un ex dirigente socialista. La fuga de papeletas que pronostican casi todos los sondeos que se han publicado.

Las encuestas internas que maneja el PSOE les otorga una horquilla mínima entre 30 y 35 escaños. Nadie cree que pueda cosecharse un resultado peor porque entonces sería "una hecatombe". La participación será clave. Los socialistas están convencidos que si es baja perjudicará a la izquierda. Interpretan que las continuas llamadas a las urnas por parte del PP, no persiguen tanto el intento de alcanzar la mayoría absoluta -aunque temen un voto oculto- como evitar que su electorado se confíe por la victoria segura el domingo y valore no acudir a la cita del 19 de junio.

Algo similar a lo que le sucedió al PSOE en 2018. Con todos los sondeos que le auguraban un resultado cómodo para mantenerse en el Gobierno, pero -estiman faltaron unos cien mil votantes más aquella jornada. El problema es que unas autonómicas son las terceras elecciones más atractivas, detrás de las generales y las municipales y hay menor interés por participar. La campaña hasta ahora no ha dado señales de un entusiasmo que ayude a que cambie esa tendencia.

La pérdida de la Junta tras los últimos comicios andaluces terminó por provocar la salida del poder de la ex presidenta Susana Díaz, desaparecida en esta campaña por expreso deseo del propio Juan Espadas. Hace cuatro años, el PSOE andaluz evitó el desembarco de Sánchez en los mítines y actos electorales del partido en la comunidad. Después se reprochó ese error. Sánchez había recogido en las generales en Andalucía unos 400.000 votos más de los que obtuvo Díaz.

En este cita de 2022, el PSOE andaluz ha optado por todo lo contrario. Un continuo desembarco de ministros que, a ojos de algunos analistas, incluso dentro del propio equipo de Espadas, suscitan dudas de si es la mejor fórmula para movilizar a los militantes en estos momentos, con una ciudadanía que sufre el castigo del alza de los precios y que directamente mira a Madrid. Y con un Gobierno que se resiente en su imagen por la coalición con Podemos y los pactos con los nacionalistas y Bildu. 

Las citadas fuentes socialistas lamentan que se haya perdido la oportunidad de incidir en una campaña de defensa clara de la autonomía andaluza, amenazada por los postulados de Vox. También la del propio partido como organización, en vez de estar sujeta a las directrices marcadas desde Madrid. En el último debate electoral, Moreno insistió en calificar a Espadas de "delegado de Sánchez en Andalucía", y este sólo atisbó a pedir que no insistiera en ese camino porque él tenía "su corazoncito".

Más allá del problema estructural de un partido como el PSOE, que detentó el poder durante casi cuatro décadas y que debía presentarse ante los andaluces con un proyecto totalmente nuevo, Espadas se enfrenta este domingo a la Andalucía "real" solo. Sin los privilegios que confería competir desde el poder. Pero a estas alturas, también es más que dudoso que haya conseguido eliminar del imaginario andaluz los aspectos negativos de la herencia socialista de los cuarenta años para que prevalezcan las conquistas positivas.

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