Misterios junto al río
En Trebujena, con larga tradición comunista, suceden siempre cosas sorprendentes, aunque no en elecciones
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Trebujena es un pueblo que depara sorpresas. ¿Saben que Trebujena tiene un aeropuerto? Bueno, un aeródromo. Hace unos meses un grupo de policías secretas de Madrid se puso a coger caracoles en el campo cuando no había caracoles. Al final dieron con la avioneta indicada, cargadita de hachís. El aeropuerto -bueno, el aeródromo- no tiene ninguna culpa de eso. Lo pensó un abogado jerezano, Antonio de la Herrán, el padre del líder de UPyD en Andalucía, un soñador, y allí quien se reúne es gente a la que le gusta volar. Escogió Trebujena. ¿No escogió Trebujena Steven Spielberg para rodar El imperio del sol? Y es que las cosas que ocurren en Trebujena no ocurren en ninguna parte. Es un lugar especial.
¿Saben que es tontería intentar hablar con alguien en Trebujena mientras se corre una etapa del Giro? Toda Trebujena está enganchada a las cinco de la tarde a Teledeporte. Un trebujenero, Juan José Lobato, se ha convertido en un sprinter. Así es, de Trebujena ha salido uno de los grandes sprinters del mundo. ¿Por qué? Porque estamos en Trebujena.
Puede pasar en Trebujena que te encuentres por la calle con Juan, el Chulo de la calle Larga - "así me llaman hasta los niños"-, uno de los hombres mejor vestidos de la provincia. Acaba de cumplir 67, tiene una colección de chaquetas claras, sus zapatos brillan de betún bien untado y en su patio crecen limones como pelotas de baloncesto. Corona su cabeza un sombrero de paja y en el bolsillo superior de la americana hay un pañuelo bien doblado. Es un galán crepuscular que vive en un caserón heredado, una antigua bodega de techos altísimos decorado con curvas de mujeres, con Marilyn Monroe ligera de ropa como diosa de este harén de papelque incluye una reproducción de un sensual Modigliani. La vida de Juan es la novela de un gran vividor. Salió de Trebujena y estuvo en Inglaterra, en Marbella, en Benidorm. Negocios que unos salieron bien y otros regular. Tiene un mueble repleto de botellas de champán barato, pero también atesora un Moet Chandon, por si acaso. Relata que la noche de su cumpleaños vino de visita una sobrina nieta (o nieta sobrina) de Rita Hayworth. Bebieron de su mejor vino, un excelente oloroso que cuida en una andana de tres botas. Brindamos y Juan dice una gran verdad: "Todo es película en esta vida". Unas rosas decoran la mesa de billar que preside el salón, con un tapete en el que se amontonan cedés muy antiguos desordenados. En su elegancia quizá pasada de moda, pero de exquisitas maneras que se echan en falta, se despide recogiendo propaganda de Izquierda Unida de su puerta: "Yo voto a los comunistas porque aquí los comunistas son los que tienen dinero", como si fuera el mismísimo Luchino Visconti deletreando El Gatopardo.
Naturalmente, hablamos de las excepciones. Trebujena es un pueblo normal de gente trabajadora que tiene sus propios problemas, sus problemas específicos, más allá de los problemas generales. El río es su gran dolor. La prohibición de la pesca de la angula dejó a los riacheros en tierra. Al principio hubo una rebelión. Duró lo que duró. Ahora los riacheros están callados. Los más corajudos se lanzan en la noche y pescan lo que siempre han pescado en ese río chocolate, a riesgo de que la Guardia Civil, que intenta no molestar demasiado, les capture a ellos y tengan que pagar multas de hasta cien mil euros e incluso penas de tres años de cárcel, aparte de quitarles las artes. Hay algunos condenados por hacer lo que siempre se ha hecho en el pueblo.
En el bar El Litri se sigue la filosofía del fundador: no hay ideologías. El cliente es el rey. En la mañana la clienta fue Susana Díaz, la presidenta de la Junta, y un grupo de vecinos de unas viviendas a las que no se le tramitó la subvención le montaron un escrache. Susana, nos cuentan, salió a la calle, habló con la portavoz, le recomendó pedir una reunión y, de paso, le soltó una puya recordándole que Manolo (por Manolo Cárdenas, ex alcalde de Trebujena, que lo dejó por un cargo de delegado de la Junta en el pacto roto de PSOE eIU) había sido responsable de vivienda tres años, que si hizo algo para lo de estos trámites. Esto está siendo muy comentado en el pueblo en el que parece que no, pero pasan muchas cosas.
Pero de lo que queríamos hablar en El Litri era de las angulas, su famoso plato con huevo frito, una exquisitez como pocas. El heredero de El Litri se encoge de hombros. Sigue habiendo angulas, me dice. ¿De dónde? Se sonríe: "Buenas angulas, aquí siempre hay buenas angulas, te lo garantizo". Porque angulas se pueden coger en muchos sitios... menos en Trebujena, las mejores. "Tiene narices", se queja un parroquiano.
En El Litri también está Manuel, el fotógrafo que ha retratado a todos los candidatos andaluces de IU. Una visión de lo que va a pasar sorprende: "Supongo que ganará Jorge, el candidato de IU, pero existe una sensación extraña, ¿sabes? La gente está callada. Me recuerda cuando en el 87 ganó Manolo Cabral, que también la gente estaba callada". Manolo Cabral fue el único alcalde socialista, el único no comunista, de Trebujena en la democracia., un hombre que se ganó con su carisma al pueblo. El socialista de ahora es Miguel Guerra, del que todo el mundo habla maravillas. "Es un chaval que cae bien a todo el mundo". Pero el chaval encantador muerde. En campaña ha sacado cosas que no están muy claras de una iniciativa que se llamó Trebujena Emprende y que algunos trebujeneros piensan que fue el motivo de que Cárdenas no llegara más lejos en la Junta, lo menos a viceconsejero, por si saltaba lo de Trebujena Emprende. Pero no saltó nada "y ya veremos a qué se dedica Manolo".
De los otros candidatos se hace un juicio resignado. Al candidato andalucista, Cándido Caro, se le elgoia el tesón, "pero ya está muy viejo y siempre viene a contar lo mismo". Lo mismo es denunciar en youtube la corrupción de IU en el Ayuntamiento cuando le acusaron de gastos en líneas eróticas desde el teléfono del grupo andalucista. Caro contraatacó diciendo que algunos concejales de IU eran habituales del Don Tico, el club de alterne de Jerez. Sobre el PP, en el foro que acabo de montar en El Litri, se ensalza ser inasequibles al desaliento: "Hagan lo que hagan siempre sacan los mismos votos, trescientos y pico. Siempre tienen un cocnejal, ni cero ni dos. Uno. Y el candidato de ahora es un asesor laboral, un buen hombre. Sacará uno", resumiendo.
Jorge Rodríguez es el alcalde que sustituyó a Manolo Cárdenas. Coincido con él en la Casa del Partido Comunista, que tiene una barra que regenta Sebastián entre fotos de Las Pasionaria. Compartimos un botellín y unas patatas, aunque Jorge tiene prisa. Me indica el tablón, donde han colocado un tríptico con caritas de 300 personas del pueblo que respaldan su candidatura. "Ha sido una legislatura tranquila. No debemos dinero a nadie y no hay sobresaltos. Hay paro, pero mucha gente trabaja en la sanidad cuando llega el momento y el resto del año va tirando". Bajo una hoz y un martillo, Jorge espera que Trebujena, donde siempre ocurren cosas inesperadas, vote de la forma esperada. Aunque, ya se sabe, que todo es película en esta vida.
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