Andalucía

"El rescate de los gendarmes marroquíes fue inexplicable"

  • El superviviente de la tragedia del Atlas, Juan Bolívar, relata cómo vivió la muerte de sus dos compañeros de expedición Acusa a los policías de hacer una "chapuza" en vez de ayudar

"Impotencia" fue la palabra más repetida en la rueda de prensa celebrada ayer en Granada para esclarecer las causas y las responsabilidades de las muertes de los espeleólogos José Antonio Martínez y Gustavo Virués en el Cañón del Wandrass, en pleno Atlas marroquí. El único superviviviente de la tragedia, un Juan Bolívar abatido que por momentos no pudo contener la emoción, contó su sobrecogedora experiencia de seis días socorriendo a su compañero  José Antonio hasta que falleció, según el testigo, por las negligencia en el rescate de los gendarmes marroquíes y en consecuencia del Gobierno de su país, en complicidad con el español. También relató el accidente de los tres expedicionarios nada más llegar al lugar que acabó con la vida del abogado gaditano Gustavo Virués. Un fallo durante la escalada que pudo deberse a un resbalón por el hielo, aunque el sobreviviente no lo vio por estar abajo custodiando los materiales. "Veo a los dos cayendo, es como una película que no piensas que está pasando de verdad. Cuando salgo del shock veo a José sangrando y convulsionando pero consciente. Subí tres o cuatro metros la pared y veo la cara y los ojos blancos de Gustavo que ya estaba muerto", detalló entre lágrimas el joven policía granadino de 27 años.

 

Juan Bolívar explicó cómo a partir de ese momento tuvo que centrar sus esfuerzos en ayudar a José Antonio Martínez, que iba asegurando la cuerda del primero en subir, Gustavo Virués, y que sufrió golpes importantes en la aparatosa caída de ambos. El espeleólogo narró cómo tuvo que hacer una "especie de iglú" y coger toda la ropa de abrigo de sus dos compañeros accidentados para ponérsela encima al herido "en un descansillo". A partir de ahí, el policía dejó mensajes de despedida a todos sus allegados pensando que no iba a contar lo ocurrido. Ya a la mañana siguiente, tuvo que reponerse del mazazo "Aguanté seis , le daba de comer, de beber y hablaba tranquilamente con José Antonio".  Las horas y los días iban cayendo para el montañero desorientado totalmente y sin ninguna manera de comunicarse con el exterior hasta que el sábado 4 de abril dos gendarmes marroquíes aparecen en la escena de la catástrofe.

 

"Me lanzan una cuerda y la camilla y me hacen gestos para que coloque a José Antonio, pero me niego rotundamente porque yo no soy médico y para eso son ellos los expertos", puntualizó. Juan Bolívar aseguró que cuando los gendarmes se identificaron y comenzaron el rescate el espeleólogo granadino todavía estaba vivo

y él, ileso, le animaba con un "aguántame que nos vamos a casa". Asimismo, mostró su "rabia" e "impotencia" por un rescate fallido que calificó de "inexplicable" y de "chapuza" por estar mal preparado. "Ningún ser humano entiende cómo intentas tirar de un cuerpo de 80 kilos durante 300 metros". Los expedicionarios explicaron que no consiguieron sacarlo de la pared y lo dejaron una noche en la terraza del cañón, pasando la noche en el río.  "Yo, sin fuerza, escuchaba a José que se ahogaba,  gritando que se ahogaba. Así se pasó la noche. (...) Por la mañana,  había dado a mi amigo por perdido", explicó conmocionado por la pérdida. "Pasé seis días con José, me separan de él cinco minutos y lo matan", habló sobre su amigo del que dijo que fue muy fuerte. "Era un grande, no me doy mérito."

 

El resto es el único rescate que se produjo en la desgraciada semana de dolor en el Atlas marroquí, ya que dos horas después llegaron los efectivos de Protección Civil. "Sacamos del río la camilla, vi que José Antonio había muerto", dijo. Inmediatamente después salió a pie " en una caminata de cuatro horas" por lo que explicó que era un "camino de cabras". Ya ayer reconoció que esta experiencia traumática "es algo que vas a llevar siempre, nunca se va a olvidar".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios