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Candau, el clan que ama a los caballos

  • La familia Candau, que se dedica a los caballos desde el siglo XIX, ha orientado su negocio hacia la hípica y tiene posibilidades de colocar a uno de sus ejemplares en Londres 2012.

Los emprendedores que crean su negocio de la nada siempre achacan a los negocios familiares que parten de una situación privilegiada: se encuentran con un legado que hay que gestionar. Pero, cuando se da este caso, también es cierto que la exigencia es mayor, ya que hay que estar a la altura de la tradición y de los logros obtenidos.

Ignacio Candau, de 35 años, es un ejemplo de cómo convertir esa responsabilidad en éxito. Representa la sexta generación de una familia dedicada en cuerpo y alma al caballo de pura raza española desde el siglo XIX. De hecho, en el año 1881, aparecía ya el hierro registrado en el Diccionario Hípico y del Sport a nombre de los Herederos de Candau, y, más tarde, en la primera edición del Stud-Book del Pura Raza Española (PRE), editado en 1912, a nombre de Juan Candau Peyré. Solera con creces.

La yeguada, ubicada en el término municipal de Morón de la Frontera, se ha convertido en una referencia del sector, destacando el sistema de crianza tradicional de los ejemplares. "La yegua de vientre vive totalmente en libertad y los nacimientos de los potros se hacen de forma tradicional, lo cual les imprime una rusticidad especial", comenta el representante de la marca, Ignacio Candau.

Y la selección natural otorga una mayor fortaleza al caballo. Muchas de las hembras han servido de base para fundar nuevas ganaderías o, en otros casos, han sido adquiridas por ganaderos ya consolidados que han visto rentable poseer un núcleo de la línea Candau. La ganadería sevillana tiene ya en su haber seis galardones de Mejor Ganadería Criadora del Salón Internacional del Caballo de Pura Raza Española (SICAB), entre otros premios. En el año 2000, Candau protagonizó un hito histórico, pues fue la primera vez que una misma ganadería conseguía el cetro nacional en las dos categorías, macho y hembra, en el mismo certamen. En los últimos años, la empresa ha dado un giro en la dirección y ha pasado de ser una de las más laureadas en los concursos morfológicos nacionales a meterse de lleno en la equitación y la doma clásica.

De hecho, unos profesionales entrenan a los caballos cada tres semanas para competir en los certámenes nacionales y en distintas categorías: de cinco años, de seis años, San Jorge y Gran Premio, que es la de los Juegos Olímpicos.

Precisamente, Babieca XXXIX debutó en 2011 y tiene posibilidades de llegar a Londres 2012 si consigue los puntos necesarios en las pruebas (el corte puede estar en los 67 puntos). Eso sí, este caballo de pura raza española no trotaría para España, sino para la Federación Australiana de Hípica, ya que su jinete es del país de los canguros. "Sería un sueño, ya que la visión de nuestros caballos se haría más internacional", dijo Ignacio Candau.

Además de este deportista, la empresa familiar cuenta con un yegüero que atiende a todas las hembras nodrizas; un mozo de cuadra, que se ocupa del mantenimiento de las instalaciones; y un encargado de la información de los caballos, de la recepción de los sementales y de la cubrición de yeguas. Además, la empresa de Morón de la Frontera utiliza un sistema de becarios, personas jóvenes procedentes de distintos países (Estados Unidos, Francia, Australia, Alemania…) que van a aprender el oficio y a ayudar en las tareas diarias de la finca a cambio de alojamiento y manutención. Una auténtica maestría ecuestre.

En estos tiempos y a juicio de Candau, se hace más necesaria la presencia del mundo ecuestre. Hay que salir de internet de vez en cuando para sumergirse en la naturaleza: "La parte romántica del caballo no se pierde. Te pueden regalar dos Ipads iguales, pero no hay nada más exclusivo que un ser vivo. Mis hijos son pequeños, están inmersos en ese mundo de los videojuegos y de los ordenadores y les llama mucho la atención la equitación y la relación los animales. Uno de los índices que marcan esa pauta es la subida del turismo rural". La nobleza del corcel está por encima de la frialdad de las nuevas tecnologías.

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