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Miguel Ángel García Osorno. Técnico de sonido

"Raphael tiene tantos méritos como Sabina para ser Hijo Predilecto"

  • Es responsable de que suene bien una de las voces más genuinas de la canción española. La Semana Santa la vive como fiscal de la junta del Valle.

LLEVA un tercio de su vida como técnico de sonido con Raphael, que hoy canta en Pozoblanco. Miguel Ángel García Osorno (Sevilla, 1971) es de la Puerta Osario y fiscal de la junta del Valle.

-¿Dónde nace esa afición?

-En el aula de teatro del colegio Alfonso X el Sabio que dirigía el pintor Juan Antonio Huguet.

-¿Su primer trabajo?

-En la Expo, con veinte años, en la actuación de Farruco, abuelo de Farruquito, al que sacó a bailar, en el pabellón de Andalucía. Y a partir de ahí, un dvd con Pasión Vega, Loquillo en Barcelona.

-¿Cómo llega a Raphael?

-El jefe de mi empresa me eligió a mí. Yo no quería porque estaba en una gira con Pasión Vega.

-¿Ya son inseparables?

-Nos separan 550 kilómetros de distancia, pero durante medio año nuestra patria son los hoteles y los aviones.

-¿Cuál es el secreto de la longevidad artística de Raphael?

-Su manera de cuidarse personal y profesionalmente.

-¿Tiene tantos méritos como su paisano Sabina para ser hijo predilecto de Andalucía?

-Creo que sí. Ya costó mucho trabajo que le dieran la medalla de Andalucía. Está pasando ahora con Los Romeros de la Puebla. Sabina lleva el nombre de Andalucía por el mundo, y Raphael también. Fue el primer artista español que cantó en Rusia.

-¿Qué países conoce por él?

-Rusia, Estados Unidos, Canadá, México, República Dominicana, Puerto Rico, Guatemala, Costa Rica, Panamá, El Salvador, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, Perú...

-¿Cómo ha visto Venezuela?

-Fue mi primer viaje a América. Estaba Chávez. Volvimos hace unos cinco años y la situación andaba muy revuelta. Cantó en el teatro Teresa Carreño, donde Chávez daba sus discursos.

-¿Cómo son sus fans?

-En Rusia muy fieles. Las chilenas, las argentinas, las mexicanas. En todos sitios le demuestran muchísimo cariño.

-¿Cómo vivirá el 28-F?

-Él se siente andaluz los 365 días del año. Cuando llega a Nueva York le gusta que en la empresa le llamen artista andaluz o el divo de Linares.

-¿Qué le sorprende todavía?

-Que conquistara a cinco generaciones, mis padres incluidos.

-Quince años con Raphael. ¿Quince Semanas Santas perdidas?

-Los países en los que Raphael tiene éxito son sitios de procesiones y recogimiento. He visto devociones impresionantes en San Luis Potosí, en Antigua (Guatemala), en Popayán (Colombia) o en Cuzco y Arequipa (Perú). La Virgen de los Dolores de Arequipa parece una Macarena.

-¿Última salida?

-Fuimos en un fin de semana a Villa María, Argentina, entre Rosario y Córdoba. Un festival que quiere ser como el de Viña del Mar donde después cantaban Chayanne y Ricky Martin.

-¿Qué cuenta de la película?

-Se divirtió mucho con el papel. Pero es muy discreto, celoso de sus intimidades profesionales.

-Le dieron la medalla en 2007, el año que nombran a Saramago hijo predilecto. ¿Lo vio?

-Estábamos en México. Él vino a recogerla, pero nos dejó unos días de descanso allí.

-Compartió la medalla con el Betis y el Litri. ¿Dónde canta mejor, en plazas de toros o campos de fútbol?

-Hemos visto más plazas de toros de primera que campos de fútbol. Pero su escenario favorito para cantar son los teatros.

-¿El sonido tiene luces y sombras?

-Todos los que trabajamos en el medio artístico hemos conocido el desempleo. Trabajamos por días. Yo tengo 80 ó 90 fechas al año con Raphael, la cifra la mantuvo incluso en años de crisis. Eso me permitió una estabilidad.

-¿Qué lee en los viajes?

-Novela histórica. Matilde Asensi, Ken Follett, los libros de mis amigas de Jirones de Azul. En los libros y en el cine busco entretenimiento. Las complejidades ya nos las da la vida.

-¿Se han cruzado con Sabina?

-Hace muy poco, en el aeropuerto de Monterrey, en México. Se hicieron una foto y Sabina la puso en su Twitter. Cuanto más rockeros, más se saben sus canciones y más les gusta.

-¿Dónde cambió su vida?

-En el Teatro Imperial. Vino Raphael y tenía problemas de sonido. El gerente, Paco Carrero, le habló de un equipo muy bueno. Fui de prueba a Málaga. Seguí en Murcia, Cáceres, Córdoba y diez días en Madrid, en el teatro Lope de Vega donde hacen El rey León. Eso fue en 2001. En 2002 fue lo del trasplante. Reapareció en el teatro de la Zarzuela. Se fue a América y tuvo problemas de sonido. Los médicos le habían recomendado que no debía llevarse disgustos. Me llamó y resolvió los problemas de salud y de sonido.

-¿Ha venido en Semana Santa?

-Raphael estuvo viendo una Madrugada muy fría en la Campana. En el balcón de Pilar Burgos con su hermano Antonio y José Manuel Lara, que era el jefe de Natalia Figueroa en La Razón.

-Lo del mayordomo del Valle parece una película de Álex de la Iglesia...

-Si hay hermandades que se dedican a sacar gente de la cárcel, ¿quiénes somos nosotros para meter a nadie en la cárcel? Lo importante es recuperar el dinero.

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