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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Los Futbolísimos | Crítica

Infancias de importación

Aunque se digan del castizo Atlético de Madrid o crean vivir su tieso desparpajo en un pueblito residencial de la Sierra, los niños de Los Futbolísimos no existen, ni mucho menos en España, son una mera fantasía extraída, vía cómic, de tantas películas americanas de los ochenta, niños de bicicleta nueva, chiste siempre a punto y aventuras de importación cuyo parecido con un niño de verdad es mera coincidencia.

Los responsables de Atresmedia lo saben bien, pero no les importa, se trata aquí de explotar la caricatura de una infancia blanca, vendible y molona para seguir ofreciendo productos de fórmula y apariencia saneada que, sobre todo, contenten a unos padres que aún tienen prejuicios para llevar a sus hijos a ver cine español.

Y el fútbol y sus enseñanzas para la vida aquí son casi lo de menos, un pretexto argumental (a costa de la música) para la alabanza del grupo plural y solidario, los rancios valores del compañerismo y el fair play y el canto a la familia (levemente disfuncional: ahí está Joaquín Reyes rebajándose como policía local) como marco para la aventura inofensiva y boba, campo de pruebas para realizadores sin demasiada personalidad y, muy especialmente, para compositores cansinos y caros que, como Fernando Velázquez, siguen empeñados en creer que trabajan en el Hollywood de hace tres décadas.