Crítica 'Riddick'

No diga Diesel, diga Súper

Riddick. Ciencia-ficción, EEUU, 2013, 119 min. Dirección y guión: David Twohy. Fotografía: David Eggby. Música: Graeme Revell. Intérpretes: Vince Diesel, Karl Urban, Katee Sackhoff, Jordi Mollà, Nolan Gerard Funk, Dave Bautista, Bokeem Woodbine.

Tercera entrega de la franquicia crossmedia de aventuras futuristas y apocalípticas avanzada con Pitch black y Las crónicas de Riddick, Riddick condensa bajo su envoltorio de serie B ultradigitalizada mezclada con cartón piedra muchas esencias clásicas que ponen a sus evidentes ingenuidad y limitaciones un agradecido punto de autoconciencia y solidez que la hace un producto altamente recomendable en tiempos de ampulosidad, falsa sofisticación y despilfarro.

Y es que no es fácil encontrar hoy títulos emparentados con el videojuego o la fantasía heroica de ciencia-ficción capaces de detenerse durante media hora en los solitarios procesos de supervicencia, entrenamiento y recuperación de su protagonista, un Vin Diesel con gasolina Súper, ojos brillantitos y musculatura justa, en un planeta de polvo y bestias, ni que se entreguen al dibujo de las relaciones hawksianas entre sus personajes mientras los aromas y derivas del viejo western y una voz en off en primera persona salida del cine negro sobrevuelan el duelo entre nuestro renegado fugitivo y una cuadrilla de mercenarios malencarados con los que Jordi Mollà se mimetiza de maravilla.

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