Copa del Rey

Un diablo verde en Heliópolis

  • Rubén Castro, ojito derecho de Mel, el goleador que llegó para quedarse

SU fichaje levantaba cierto recelo en aquellas tardes calurosas de verano. Su deambular por media España, cesión tras cesión desde La Coruña, generaba dudas en torno a un delantero que levantó grandes expectativas en sus inicios en la Unión Deportiva Las Palmas, pero que se fue apagando con el paso del tiempo. "Conozco a Rubén y nos vendrá muy bien", repetía Pepe Mel, su principal valedor, aunque por entonces su nombre ya se manejaba en la secretaría técnica bética, desde la concentración del equipo en El Portil. Y poco tardó Rubén Castro en otorgarle la razón a ese mismo técnico que echó del Rayo al errar un penalti apenas unos meses antes. Tímido e introvertido fuera del campo, sobre todo cuando se encuentra entre extraños, el canario se ha ganado el cariño de los béticos por su descaro en el césped y por esas ganas de triunfar que guardaba dentro después de tantos años en un segundo plano.

Su primer gol llegó en Granada, en la segunda ronda copera, cuando Mel recurrió a él y a Emana para levantar un partido que el Betis perdía 2-0. ¡Cuántas veces lamentaría el técnico aquella decisión cuando llegó la racha de derrotas! Pero aquello sirvió para que el Betis viviese momentos de gloria en la Copa del Rey. Tras aquel gol, Rubén anotaría durante cinco jornadas consecutivas, con tantos tan espectaculares como el que consiguió en Elche, donde desbordó al central Samuel por piernas y luego elevó la pelota con suavidad y sangre fría por encima del meta, hoy en el Málaga, Willy Caballero. A ese gol le seguirían otros 13 más durante la primera vuelta y que sirvieron para convertir al Betis en el mejor equipo de la historia de Segunda a esas alturas. Hasta Miguel Ángel Lotina, el entrenador que no le dio bola en el Deportivo, lamentó su ausencia. "Me prometieron que vendría otro delantero; si no, no lo dejo marchar", afirmó tras comprobar el rendimiento de Rubén en el Betis.

El canario se encontró cómodo en Sevilla desde el principio. "Me recuerda a Canarias y tenía ganas de algo así después de tanto norte", comentaba a sus íntimos en aquellos primeros días en la capital hispalense. El verde le sentaba bien al delantero que, pese a todo, también pasaría su bache. Tras un gol de penalti ante el Alcorcón, Rubén acumuló ocho encuentros sin ver puerta. Precisamente, coincidiendo con la visita de la Unión Deportiva a Heliópolis, el canario recuperaba su idilio con el gol. El que consiguiera seis días más tarde en Girona, en una tarde de lluvia y con un césped impracticable, muchos lo vieron como el preludio de un ascenso del que semanas antes se llegó a dudar.

El ojito derecho de Pepe Mel, el jugador que más minutos de Liga acumula entre Primera y Segunda, ha recuperado en el Betis las sensaciones que lo llevaron a ocupar portadas cuando apenas era un desconocido que batió a Casillas. 22 goles con la camiseta verdiblanca le han valido el apodo del diablo verde de Heliópolis y, pese a las novias que le saldrán durante el verano, su deseo es el de continuar en el Betis. "Tengo ganas de echar raíces en una ciudad, después de tantos años dando vueltas, y me siento muy a gusto tanto en Sevilla como en el club", confiesa un delantero que vivió la Feria como un sevillano más y que celebrará este ascenso como una segunda oportunidad de triunfar en la élite.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios