Doñana, todo era nuevo y salvaje | Crítica

Una llanura al sur

  • La Fundación José Manuel Lara recupera, doce años después, 'Doñana, todo era nuevo y salvaje', obra histórica y documental de Jorge Molina, con un notable componente lírico, sobre la formación del parque natural andaluz

Imagen del escritor y periodista onubense Jorge Molina (Cumbres Mayores, 1964)

Imagen del escritor y periodista onubense Jorge Molina (Cumbres Mayores, 1964)

Editado en 2011, el reciente debate en torno a Doñana ha permitido la recuperación de esta crónica de Jorge Molina, donde se da noticia puntual de los sucesos y personajes que intervinieron en la creación del Parque Nacional de Doñana, en agosto de 1969. En esta indagación de Molina, sin embargo, el lector encontrará algo más que una historia secreta, que una intrahistoria política de la creación del parque. Junto a esos avatares, en los que se incluyen viejos propietarios, nuevos cultivos, políticas forestales y un buen número de factores, aquí pormenorizados, Molina no se olvida de añadir la contextura histórica y vital en la que todo ocurre, tanto en lo que concierne a la escuálida humanidad que trabajará en los arrozales, cuanto a la iniciativa misma de tal cultivo, obra de Rafael Beca, en el año 38, cuando aún no ha acabado la guerra.

Molina glosa la conversión de Doñana en parque natural, por iniciativa del biólogo J. A. Valverde

Como recuerda Molina, la marisma servirá entonces de refugio a los represaliados. Pero también de pobre y arriesgado sustento, dada la fiebre palúdica que merma a sus habitantes. Será, no obstante, la traída de cultivadores valencianos la que permita un cultivo eficaz de aquellas tierras salobres, que habían sido, durante siglos, un distinguido coto de caza. Más tarde, será la mecanización del agro, junto a fertilizantes y abonos, la que arroje de la llanura a quienes no vinieron sino traídos por la escasez. En última instancia, lo que aquí se revela, sobre un horizonte de escasez y explotaciones agrícolas, junto a una reducida utilidad cinegética, es la conversión de tal paraje en parque natural, por iniciativa del biólogo José Antonio Valverde, pero con un heteróclito apoyo de propietarios, mecenas y personalidades (el entonces príncipe de España, don Juan Carlos de Borbón), que permitieron la paulatina adquisición de terrenos, ganados a la doble asechanza de los cultivos y la reforestación masiva de eucaliptos, a la cual se añadía ya la realidad, también masiva, del turismo.

Esta fascinante peripecia histórica, escrita con un claro amor al paisaje y una sólida solvencia literaria, es la que el lector encontrará en el Doñana de Molina, compuesto a la manera de breves estampas, de las que se desprende, no obstante, una idea nítida: la idea de la excepcionalidad natural, de la belleza dura e intacta de Doñana.

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