José María del Nido dijo ayer que no tendría ningún problema para recibir a José María González de Caldas si el que fuera presidente del Sevilla en una de las etapas más negras de la historia del club decidiera acompañar al Sporting este sábado. "No tengo constancia de ello, pero si pide la acreditación correspondiente será invitado".

Aún a día de hoy el máximo accionista de la entidad sevillista a través de sus sociedades, De Caldas ha entrado con fuerza en el accionariado del Sporting, pero ha descartado acudir a un estadio, el Sánchez-Pizjuán, en el que sabe que no será bien recibido. "No, yo no. No me desee esas maldades", dice en un tono bastante revelador de lo que piensa en una entrevista publicada en La Nueva España. Eso sí, se confiesa sevillista y, curioso, pone al club al que un día presidió como modelo de gestión.

"Siempre he declarado mi condición de sevillista con independencia de que al Sporting lo llevo dentro de mí", comenta el presidente que tanto ilusionó al sevillismo en el verano del 96 con fichajes millonarios como Prosinecki, Bebeto o Almeyda y al entrenador de moda del momento, José Antonio Camacho, y que tanta decepción generó conforme se fueron conociendo los resultados y, sobre todo, los detalles de su gestión.

Curiosamente, ahora, más de una década después, reconoce que la labor desempeñada por Del Nido no puede ser más aplaudible, aunque, lógicamente, obvia sus logros como presidente del Sevilla. "El Sevilla tiene un gran equipo, un gran bloque y está haciendo las cosas muy bien, con una estructura deportiva muy sólida. Es un equipo muy bien armado, con un esqueleto muy firme y con puntas que son realmente peligrosos y que están en un momento de forma impresionante. El Sevilla es un club modelo, en el que nos tendríamos que mirar todos. Subió de la nada y ahora mismo es uno de los clubes más solventes de este país y de Europa. Es un grande que ha estado a punto de ganar la Liga hace dos años", añade.