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Calma relativa después de la tempestad

  • Castro ve reforzada su imagen por su firmeza en una Junta que podría ser impugnada en el plazo de un año. Del Nido desea sacar su parte de Sevillistas de Nervión.

Después de la tormenta, la calma. En el caso del Sevilla, la calma es relativa, porque José María del Nido Benavente ha enseñado las cartas. La forma en la que José María del Nido Carrasco intentó que Sevillistas de Nervión no votase en la Junta General de Accionistas, aun con base jurídica, no fue sino la puesta en escena del deseo de su padre, quien quiere sacar su parte de la sociedad mercantil que ha mantenido el equilibrio en el siglo XXI en el club, para desmarcarse así de la actual gestión. La Junta salió adelante sin ningún problema. Incluso José María del Nido Carrasco, tras hacer constar la incidencia jurídica de su desacuerdo como secretario para la acreditación de esta sociedad mercantil, votó a favor de todos los puntos del orden del día. El consejo, por tanto, mantiene su pulso ejecutivo indemne y eso ya es una garantía para la calma. Otra cosa es lo que suceda a largo plazo, cuando Del Nido Benavente, a través de su apoderado en Sevillistas de Nervión -Del Nido Carrasco-, ejecute su deseo de sacar las acciones del grupo para operar fuera de él.

De momento, no se prevén cambios de ningún tipo, ni en el consejo de administración del Sevilla, cuya composición continúa siendo mayoritariamente la misma que la que tenía el órgano rector en el mandato anterior de Del Nido, ni en los grandes paquetes de acciones. Sin embargo, el hecho de que Francisco Guijarro y José Gómez Miñán, pese a su fortísimo desencuentro personal, apoyasen sin fisuras a Castro en contra del intento de Del Nido Carrasco de evitar el voto de Sevillistas de Nervión, evidencia que ya se están formando los dos bandos de esta guerra que antes era sólo velada, latente, y ahora es manifiesta, patente. Las cartas están en la mesa.

Si Del Nido Carrasco desea seguir adelante con su protesta contra el voto de Sevillistas de Nervión tiene un año de plazo para impugnar la Junta. Algunas fuentes incluso apuntan a que podría darse mucho antes el rechazo a la Junta: el propio Registro Mercantil podría anular las resoluciones de la asamblea cuando sea inscrita el acta de la misma, en la que consta la incidencia de protesta contra la acreditación de Sevillistas de Nervión por su situación de acefalía y por no estar presentadas sus cuentas anuales.

Otras fuentes, en cambio, apuntan a que la sociedad mercantil ha funcionado así durante bastante tiempo y que ningún juez estimará la impugnación por esta nimiedad jurídica, al entender que una sociedad meramente detentadora de un patrimonio (22.500 acciones del Sevilla FC SAD) y con acuerdo expreso de la mayoría cualificada de sus miembros (José Castro, Roberto Alés, Francisco Guijarro y José Gómez Miñán) para representarlas no tiene caso. El tiempo dirá si hay impugnación y si ésta prospera o no.

Lo que queda meridianamente manifiesto por las opiniones de los accionistas en la Junta, y por las reacciones a la misma, es que la mayor parte de la masa social se ha posicionado con Castro. El presidente ha visto reforzada su imagen por el baldío intento, por ahora, de la familia Del Nido de minorizar la fuerza de Sevillistas de Nervión, sociedad en la que el ex presidente detenta dos de las seis partes desde que le comprara a José Martín Baena su paquete. En cambio, el actual vicepresidente ha quedado en entredicho.

La firmeza de Castro en la Junta no parece que vaya a tener continuidad con una revolución en el consejo. El presidente sevillista es hombre de temple y no va a dar un paso en falso después del que dio Del Nido Carrasco, que continuará como vicepresidente... por ahora. No es el momento de trasladar el cisma accionarial a la cúpula ejecutiva del club, aunque éste podría ser el siguiente paso si los Del Nido vuelven a mover pieza.

Sí se prevén cambios importantes en Sevillistas de Nervión. Primero, por el deseo de Del Nido de sacar sus acciones de la sociedad. Segundo, por el fuerte desencuentro de dos de sus miembros. Y tercero, porque el propio Castro prometió en la Junta que arreglará su situación de acefalía para que no vuelva a suceder lo que pasó en la Junta. Y ahí ya sí se abriría un nuevo panorama de poder en las facciones de los accionistas mayoritarios, en el que Rafael Carrión, como principal accionista particular, tendría la llave.

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