El equipo Telekom dopó a sus ciclistas de forma sistemática durante más de una década, asegura un estudio difundido ayer por la Clínica Universitaria de Friburgo, que amplía la dimensión del escándalo.

El estudio determina también que el alemán Erik Zabel no dijo toda la verdad en su confesión de dopaje del año pasado, al tiempo que extiende el doping a otros ciclistas hasta ahora no identificados.

"Tras estudiar la información disponible, concluimos que entre 1993 y 2006 ciclistas del Telekom y el T-Mobile fueron dopados por médicos del departamento de medicina deportiva", dijo la comisión que estudia el caso.

Según el estudio, Zabel "comenzó a doparse durante el Tour de Suiza con una cura de EPO de tres semanas".

El alemán reconoció el 24 de mayo de 2007 que se dopó con EPO, aunque dijo que aquello fue una experiencia aislada.

Además de Andreas Schmid y Lothar Heinrich, ya despedidos el año pasado, otros dos médicos -Andreas Blum y Stefan Vogt, ambos del T-Mobile- recibieron dinero para realizar prácticas de doping.

"Eran sumas considerables", dijo Hans-Joachim Schafer, presidente de la comisión. La Clínica Universitaria de Friburgo presentó una demanda contra Blum y Vogt por "percepción de ingresos irregulares".

La comisión da por hecho también que, además del ya conocido caso de Patrick Sinkewitz, otros ciclistas del T-Mobile viajaron en 2006 a Friburgo para someterse a autotransfusiones sanguíneas.

"El resultado indica hasta ahora que hubo dos ciclistas más", dijo Schafer.

Sinkewitz confesó en enero haberse dopado en la noche de la primera etapa del Tour 2006. Según el alemán "ningún otro ciclista" iba con él en el auto que lo condujo a Friburgo. Schafer lo desmiente: "Tenemos la prueba de que había otro ciclista en ese auto".

Rudolf Scharping, presidente de la Federación Alemana (BDR), dijo ayer que en los próximos días se reunirá con la comisión para analizar informaciones.