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Imbatido y 9 de 9 para el interinato

  • Merino se afianza en el banquillo con su buena estrella, similar a la de su mentor Sacar hoy al linense del banquillo suena incluso a desacato

Con el mejor portero de la categoría y el mejor futbolista de la misma, Rubén Castro, ganar partidos en Segunda es cuestión de no equivocarse. Y Juan Merino, técnico interino del Betis, lo entendió desde que ordenó por primera vez a su equipo para jugar frente al Llagostera en la piscina de Palamós. Los verdiblancos poseen la mejor plantilla de la categoría, le pese a quien le pese, sobre todo a ese Las Palmas que es el único equipo capaz de enjaretar un fútbol decente.

Al Betis no le hace falta jugar bien pues, además de Adán y Rubén Castro, Merino se ha encontrado con Rennella, un delantero que acaba de cuajar, parece recuperar a N'Diaye y, además, ha inyectado veneno en Dani Ceballos, cada día más implicado y maduro. Con estos mimbres y unos escuderos que ya ni fallan, sobre todo en defensa, sólo es cuestión de solidaridad y paciencia hasta que llegue el gol que siempre llega, a la fecha dos de Rennella y dos de Rubén Castro. Y tras éste, más defensa aún y contraataque. No hay más.

Bueno sí, hay una cuenta de resultados inmaculada: nueve puntos de nueve disputados, tres victorias consecutivas que no cosechaba el Betis desde hacía tres años, cuando derrotó a Valencia (Mel salvó la cabeza), Atlético (destitución de Manzano y fichaje de Simeone) y Sporting. Y se completa la estadística con la virginidad de la portería de Adán durante el interinato.

Merino cumple y cumple y va a costar que alguien le entregue el banquillo verdiblanco a Pepe Mel o a cualquier otro entrenador. La buena estrella del linense, cual general napoleónico, es garantía de fiabilidad.

Se observan en él maneras y estrategias de su mentor, Lorenzo Serra, seguramente el técnico del que más aprendió en su día. Su Betis es igual de recio, de intenso, de listo para atisbar las dudas en el rival e ir en ese justo momento a la presión con fe de carbonero. En el acierto en las sustituciones también se atisban lascas del poblero, como si éste no se limitara a dirigir la suerte del club en la sombra y estuviese conectado por un móvil con el linense. Telepatía quizá.

Por suerte para el Betis, el presente pasa únicamente por Merino, quien une a las enseñanzas recibidas juventud, ilusión, fuerza y ganas de hacerse un nombre, siempre con la soga de ese maldito interinato pendiendo sobre su cuello. A su lado tiene el gaditano a Capi, también futbolista de Serra pero en otra etapa. Otra esquirla del técnico de Sa Pobla, una muestra más de un pasado brillante que ha dado paso a un presente esperanzador.

Ahora se hablará del refrendo para Merino, aunque siempre habrá quien piense que mejor que siga el inmaculado interinato.

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