Los nuestros

José Juan Luque y el valor de la experiencia

  • Las tablas del técnico de Nueva Sevilla fueron claves en el ascenso del filial del Betis Féminas a Segunda División

José Juan Luque.

José Juan Luque. / M.G.

Si bien él ya contaba con una extensísima trayectoria, el pasado verano José Juan Luque (Nueva Sevilla, 1977) cruzó por primera vez el umbral de entrada al fútbol femenino. En concreto, para dirigir al filial del Betis Féminas. Aunque le advertían que existían diferencias entre sus cargos anteriores y éste, él insistió con el fin de ampliar sus andanzas como técnico. En palabras suyas, el año ha salido “que ni soñado”. Y es que además de haber encajado como un guante entre las jugadoras verdiblancas, las ha guiado a un objetivo que perseguían desde hacía tres años: el ascenso a Segunda División.

Luque, que fue futbolista profesional durante casi dos décadas, se crió en Nueva Sevilla, un barrio a medio camino entre Bormujos y Castilleja de la Cuesta. “En cuanto empecé a tener algo de conocimiento, ya me veía con un balón en los pies”, recuerda. En marzo de 1997, a la temprana edad de 19 años, debutó en Primera División con el Sevilla. Lo hizo de la mano de Julián Rubio, quien lo había dirigido meses antes en el filial rojiblanco. Sin embargo, no pudo asentarse del todo en la plantilla. Pasó después por el Badajoz, el Albacete y el Atlético de Madrid B antes de asentarse en el primer equipo colchonero. Tras participar en el ascenso de 2002, firmó por otro conjunto de la máxima categoría, el Espanyol.

Después de un semestre cedido en el Elche, pasó por el Málaga en dos períodos distintos, por los extintos Ciudad de Murcia y Granada 74 o por el Real Murcia. “La carrera que he tenido, para mí ha sido súper satisfactoria. Y estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido”, dice. Fue durante su etapa como boquerón cuando comenzó a orientarse hacia los banquillos, al obtener el nivel I de Entrenador. En el año 2010 pasó seis meses sin equipo. Y en ese tiempo comenzó el nivel II, pero una propuesta del extranjero lo interrumpió. Firmó por el Diósgyöri húngaro. Pese a que los primeros días de su estancia no fueron fáciles, guarda un grato recuerdo de los dos años y medio que militó en ese club. Además, en su segunda temporada allí se le unieron dos españoles conocidos en nuestras tierras: el ex sevillista Paco Gallardo y el ex bético Fernando.

Pero Luque seguía con la mente puesta en el área técnica. “Una vez dejé el fútbol, retomé el segundo nivel de Entrenador. Y nada más acabarlo, me saqué el Nivel III. Lo hizo todo muy rápido”, señala. Pronto comenzó a dirigir en categorías formativas de equipos de la zona del Aljarafe. “El primero fue un benjamín del Nueva Sevilla. Yo he ido categoría por categoría: he hecho benjamín, alevín e infantiles dos años en Camas”, detalla.

El pasado verano se le ofreció dirigir al filial del Betis Féminas. Una opción que él ya había estado tanteando. “Hace mucho tiempo que hablé con María Pry y le dije que me quería ofrecer a algo así. Ella me decía: ‘¿Tú estás seguro de que te quieres venir al femenino? Que esto no tiene nada que ver con el masculino, que tú vienes de un fútbol muy profesionalizado, que…’. Y yo, la verdad, es que entrenar, quiero entrenar en cualquier lado y seguir aprendiendo”, explica. Una vez surgió la posibilidad, no se lo pensó dos veces. Y el resultado habla por sí mismo.

"Yo lo que les he quitado a las jugadoras es una losa que tenían encima, porque la base del equipo ya era muy buena”

Tras una gran temporada, las verdiblancas dieron el do de pecho en el play off de ascenso y se impusieron al Almería (3-1) en la final del mismo para convertir al filial en equipo de Segunda División. Luque resalta que él y sus ayudantes habían puesto énfasis en “lo anímico” de cara a una liguilla “no puedes fallar”. Pues los intentos fallidos de las dos campañas anteriores habían afectado mucho a las futbolistas. “Yo lo que le he quitado a las jugadoras es una losa que tenían encima. Porque el equipo tiene muchísima calidad. Sí es verdad que este año han llegado dos jugadoras que le han dado un salto más, como Candela Blanco y Lucía Méndez Pero la base del  equipo ya era muy buena”.

Luque, que se define como un entrenador al que le gusta mucho “el trato de balón”, cree el sistema escogido ha podido ayudar a que sus pupilas se vean más “sueltas”. Y reconoce que, aunque no es fácil trabajar con un grupo de edades comprendidas entre los 15 y los 21 años, subraya que “el vínculo” con las jugadoras “ha sido increíble”. Y apunta que su comunicación con Pry ha sido constante. “Yo con María hablaba todos los días, porque además de que fuera mi coordinadora, yo a ella la conozco desde hace muchísimos años y la confianza es grande”. No tiene dudas de que ésta lo dejará todo en su nuevo desafío en el Levante. “Que lo vaya hacer bien o lo vaya a hacer mal, no se puede saber. Lo que sí te puedo decir es que trabajo, ilusión y compromiso va a existir siempre con ella. Porque es una persona muy luchadora”.

Ahora toca pensar en el Grupo 4 de Segunda División. Una categoría que él y las suyas toman con “muchísima ilusión”. Pase lo que pase, tiene claro su leitmotiv: “Soy de los que piensa que hay que seguir aprendiendo siempre, incluso cuando ya se tiene experiencia”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios