Luis Fabiano y Escudé vivieron, en apenas unas horas de diferencia, la cara más amable y la más amarga del fútbol. El delantero se convirtió en el gran protagonista del Argentina-Brasil. El paulista se salió con la suya y marcó en el octavo partido consecutivo con la selección, por partida doble y en el feudo del archirrival suramericano de la canarinha. Su estelar concurso sólo tiene una pega para él, que vio una tarjeta amarilla que le impedirá jugar el Brasil-Chile del miércoles, algo positivo para el Sevilla, sin duda. En cambio, Escudé fue el centro de todas las críticas y terminó tocado el Francia-Rumanía, en el que hizo un autogol que significó el empate a uno que deja a los galos al filo del precipicio.

En el Sevilla aún no saben si Luis Fabiano, ya que no puede jugar el miércoles, en una cita prevista para las 3.00 de la madrugada, anticipará su vuelta. En principio, su plan de viaje estaba previsto de tal forma que no llegaría a Sevilla hasta el viernes. Eso sí, no corre riesgo de llegar tocado. El brasileño marcó el 0-2 en Rosario y luego mató el definitivo 1-3, con una preciosa vaselina ante el meta Andújar, tras un pase de Kaká.

Escudé fue silbado en Saint-Denis y las crónicas cargaron contra su autogol, al intentar despejar un centro de Apostol, jugador del Unirea. Además, terminó con sobrecarga del cuádriceps y es duda para el crucial Serbia-Francia del miércoles. Cabe el riesgo de que Raymond Domenech lo haga forzar.