UNICAJA | CAJASOL · la previa

Morder para no ser comido

  • Desafío El Caja peleará en Málaga por su quinta victoria para no encajar su quinta derrota seguida Actitud Sólo peleando como ante el Real Madrid, tendrá alguna opción

Mediodía de derbi regional, con el plus que conlleva triunfar o perecer en estos encuentros. A un lado de la pista, el Unicaja de Málaga, el anfitrión, que ayer, tras la derrota del Granada ante el DKV Joventut, certificó matemáticamente su clasificación para la próxima Copa del Rey, evento al que tiene la obligación casi moral de acudir año tras año.

Al otro lado del parquet, el Cajasol, antepenúltimo, que viene de perder sus últimos cuatro partidos, y que, además, fue derrotado en todos sus desplazamientos en lo que va de campeonato. Con este planteamiento, y pese a que el deporte no funciona a partir de fórmulas infalibles, la sorpresa sería que los hombres de Rubén Magnano regresaran a Sevilla con una victoria. Nada está escrito de antemano, y cosas más extrañas han terminado sucediendo. Ya lo decía aquella canción de Sabina: "Más raro fue aquel verano en que no paró de nevar".

Cada fin de semana que pasa, el Caja tiene una oportunidad menos para enmendar su decepcionante primera vuelta y salvar la temporada, que a estas alturas ya es mucho. El margen de error se empequeñece progresivamente, y, teniendo en cuenta las urgencias que lo van a acompañar -y a atosigar hasta el agobio- de aquí al final de la fase regular, ni siquiera debe ser una excusa la entidad del rival. Son las exigencias que aparecen cuando se hacen las cosas a destiempo.

Ganar como medicina, porque sólo así se apacigua el desangramiento que sufren los cajistas, para quienes la buena imagen ofrecida el domingo pasado frente al Real Madrid sólo quedó en un amargo e insuficiente consuelo. Si, entonces, el cuadro cajista tuvo opciones reales de superar en su casa a un conjunto con un potencial superior, fue porque en esta ocasión tuvo el coraje y el arrojo suficientes para sobreponerse a la desventaja inicial y para morder a quien era superior. Sólo con mucho carácter, con el orgullo herido, con una honradez desbordante y con la máxima concentración en cada acción, el Caja puede ser un equipo competitivo. Si su actitud adolece de estas virtudes, como así se palpó en algunas derrotas en las que el grupo no transmitía sino abandono propio, el Caja tampoco nada que hacer este mediodía en Málaga, con el riesgo añadido de encajar otra sonrojante paliza.

Es de esperar que el factor Bennett empiece a reflejarse en el rendimiento de un Cajasol tan necesitado de un verdadero líder que no sólo dirija bien al equipo, sino que, además, hable, ordene, mande y, si es necesario, intimide a sus compañeros. Así como las victorias, este equipo precisa indudablemente de esta figura entre sus jugadores, visto que la voz del hasta ahora decepcionante Kakiouzis parece no haberse impuesto en ningún momento dentro del vestuario.

Bennett debe hacerse notar, pues ha venido con el reto de contagiar al resto del espíritu ganador que siempre le ha caracterizado. Son sensaciones que, más que nunca, resultan vitales para no verse superado ante un ambiente hostil como el que le espera, aunque de quienes hay que preocuparse realmente es de los jugadores de Unicaja, que, dicho sea de paso, conforman un envidiable bloque a las órdenes de un Sergio Scariolo que está en permanente conflicto con su directiva -lo último que hizo fue desaprobar públicamente el fichaje del escolta Malvin Sanders, ya que a quién él había reclamado era, precisamente, a Bennett-.

Cabezas dirige y está viendo aro con facilidad. Kus anota desde fuera con la regularidad que no ofrece Welsch. Jiménez suma en todos los aspectos del juego. Haislip es, quizá, el mejor cuatro americano de la ACB. El atlético Ndong es tremendamente dañino en la pintura, donde, además, es alta Santiago, que si está al máximo puede ser imparable. Este mismo equipo perdió en el Martín Carpena ante el ViveMenorca y el Iurbentia Bilbao, pero hace ya un par de meses de aquella mala racha que pagaron con cinco tropiezos seguidos.

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