Oscar Pistorius protagonizó la jornada más dramática en el juicio por el asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, al romper a llorar tras mostrar los problemas que tiene para caminar sobre sus muñones, demostrando las dificultades que tiene para desplazarse sin sus prótesis. El sudafricano también se emocionó al final de la sesión, cuando relató a la juez, Thokozile Masipa, cómo encontró a su novia herida de muerte tras la puerta del baño, tras confundirla, según su versión, con un ladrón: "Oí un ruido y sólo quería coger el arma y proteger a Reeva. Antes de darme cuenta, había disparado cuatro tiros". "Cuando vi qué había hecho, grité como nunca pidiendo al Señor que me ayudara", añadió.