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Ramalazos de Baptista

  • Mbia rememora por su explosión goleadora los inicios del brasileño, que llegó como medio y fue delantero. En un mes firma ya los mismos tantos que el año pasado.

Aunque son futbolistas distintos, algunos puntos comunes unen a Stephane Mbia y Julio Baptista. Los goles del camerunés constituyen una de las mejores noticias en el Sevilla dentro de su espectacular arranque liguero. Un jugador con fuerza, poderoso en el remate y que se incorpora con ansias al área rival con instinto asesino. Con cinco goles anotados, dos en Europa, y tres en la Liga, se equipara con Carlos Bacca en la cabeza del ranking de máximos artilleros del Sevilla 14-15.

La diferencia es que MBia no es delantero, sino medio centro, incluso defensivo, puede reseñarse. Y aquí es donde viene cierto paralelismo con el que fuera ídolo del sevillismo hace ya once años, los que han pasado desde su llegada al equipo que dirigía Joaquín Caparrós. Ramón Vázquez dio el aviso en uno de sus viajes a Brasil y Monchi acometió su fichaje procedente del Sao Paulo, donde era un stopper por delante de la defensa caracterizado por su envidiable físico. Con ese rol fue fichado el verano 03-04, el mismo en el que el entrenador utrerano, prácticamente desde el primer entrenamiento, vio claro el potencial ofensivo que escondía bajo su musculado físico. En el primer amistoso en Algeciras marcó en una falta y desde ese mismo momento pasó a contar para Caparrós como hombre de ataque, donde después explotaría firmando un total de 25 goles en partidos oficiales en su primera temporada, superados incluso en la siguiente campaña, en la que fue traspasado al Real Madrid.

Es la diferencia con Mbia. El brasileño no volvería a ser medio centro. De hecho, no jugó en esa posición desde su aterrizaje en Europa. El camerunés es centrocampista y seguirá siéndolo, pues sus condiciones no son las mismas. No tiene esa aceleración y potencia en carrera que hacía a Baptista (con ayuda de su poderoso brazo para separar a su par en el momento justo) imparable en los últimos metros, pero tiene aspectos parecidos. Lo que más, su remate de cabeza. Mbia logró así el tanto que más fama le ha dado en su periplo en el Sevilla y que significó la clasificación en Mestalla para la final de la Liga Europa en Turín y de esa manera también ha anotado ya tres tantos esta temporada, dos en servicios de Deulofeu en una falta y un córner (al Feyenoord y al Deportivo) y uno de Denis Suárez (en Córdoba) en otra falta lateral desde la banda izquierda.

Pero Mbia, a diferencia de lo que pueda aportar por ejemplo en la faceta goleadora un central o un pivote defensivo (en la estrategia ofensiva fueron claves la pasada campaña Fazio e Iborra) ha demostrado también que puede ser un goleador pisando área en juego colectivo, lo que lo acerca algo más al perfil de Baptista. Tanto en Rijeka como el pasado domingo en el segundo tanto que consiguió ante el Deportivo, el camerunés lo hizo llegando al área desde atrás y con el pie, con la izquierda a centro de Tremoulinas en Croacia y también un zurdazo a pase de Bacca ante los gallegos.

Mbia, en un solo mes de competición, ha logrado con el Sevilla los mismos goles que en toda la temporada pasada y va a más. Es ya un referente goleador para el equipo de Unai Emery y es de los jugadores más temidos por los rivales.

Puede decirse que Mbia tiene más libertad para moverse cerca del área que en la campaña anterior, si bien para ello siempre tiene mucho que ver la naturaleza del compañero que tenga a su lado en el medio centro. Sin duda, la presencia de Krychowiak le permite dar un paso adelante, algo que no era posible cuando, por ejemplo, tenía a Rakitic en algunos encuentros como medio centro, lo que originó un amplio debate a comienzos de la campaña.

Mbia es un futbolista especial que Emery supo entender bien desde el principio, cuando se convirtió en su favorito en el centro del campo por delante de Iborra. El técnico es consciente de todo lo que puede restar para el equipo. De hecho, minutos después de marcar en Mestalla su gol más importante, Emery, aún con la emoción de haber entrado en la final, se expresó así sobre el camerunés. "Mbia tiene una energía especial que a veces la desparrama por el campo sin control, pero nos da mucho si se reconduce bien", vino a decir el de Fuenterrabía.

Su sangre africana lo convierte en un jugador a veces anárquico, otras veces (como cuando salió desde el banquillo en Rijeka) desganado, y en alguna ocasión pasado de vueltas, lo que le ha ocasionado alguna expulsión innecesaria. Pero todo eso es parte de un todo bastante provechoso para el Sevilla.

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