El Málaga acabó atragantado cuando soñaba con dejar a la Real Sociedad a once puntos y poner pie y medio en la Primera División. Un mal partido de los malaguistas contra un buen conjunto donostiarra, que duerme entre los tres primeros, puso más incertidumbre al ascenso.

La Real Sociedad se la jugaba y quería dormir como dijo su técnico Juan Manuel Lillo, en posiciones de ascenso. Salió a por todas y parecía el equipo local. Dominio total en el centro del campo, sistema ofensivo con dos delanteros, el serbio Delibasic y el máximo goleador Díaz de Cerio y juego por las bandas. El Málaga, sorprendido, dejaba muchos metros y lo pagó. La defensa no podía con las embestidas del conjunto donostiarra y el primer aviso llegó tras un saque de esquina en el minuto 6, que el guardameta Goitia tuvo que sacar prácticamente en la línea de gol.

Tras tantos avisos de la Real Sociedad llegó el gol. Transcurría el minuto 13 cuando tras una falta lateral por la derecha, Labaka dentro del área de cabeza adelantaba a su equipo. Merecido por lo que se estaba desarrollando en el terreno de juego. Tuvo que llegar el tanto del conjunto vasco para que el Málaga reaccionara.

A partir de ese momento, a pesar de la superioridad de la Real Sociedad, el Málaga tomó la iniciativa. Las entradas por las bandas, sobre todo por la izquierda donde Eliseu, superaba a Gerardo, creaban peligro.

El ritmo aumentó en el Málaga, aunque el marcador no cambiaba. En una falta se acabó el partido para el Málaga. Uranga, que había sustituido minutos antes a Díaz de Cerio, colocó la pelota desde la frontal del área en el palo derecho de Goitia. Fue la sentencia de una buena Real Sociedad a un mal Málaga, asustadizo, sin un jugador referencia en el centro del campo y con muchas lagunas, que terminaron echando por tierra las posibilidades de remontar.